Ciudad, peligro

Entrando en agujas

26 de febrero 2025 - 03:04

La ciudad, cada vez más, está llena de peligros. Mal que no es un sello genuino de Jerez sino que es una enfermedad pandémica de los tiempos que corren. Circular por ella se convierte en una especie de odisea que conlleva auténticos riesgos. A saber, el pavimento de las calles presentan socavones cuando no, auténticas simas abisales, las aceras están por muchos sitios levantadas – aquí uno recuerda con entrañable preocupación la pesadilla que debe ser para los que van en sillas de ruedas-, existen -¡todavía!- infinitas y sempiternas ‘cagaditas’ de perros que descubren que, muchas veces, los auténticos animales irracionales son los dueños, irresponsables e incívicos, de las mascotitas.

Además de todo esto existen tres enemigos impenitentes del probo ciudadano de a pie: los patinetes del demonio, los coches modernos absolutamente silenciosos y los cabizbajos miradores de móviles con auriculares incorporados. Tenga usted, amable lector, mucho cuidado con ellos. Los primeros, sobre todo a primeras horas de la mañana, son infernales instrumentos en manos de muchos descerebrados que creen que las calles son circuitos de velocidad y ellos pilotos avezados de carreras. Nieto y Agostini juntos son dos tortugas andantes al lado de tan desquiciados conductores. Si se encuentran algún día no muy lejos de cualquier centro escolar podrán comprobar cómo hasta papás inconscientes llevan a sus vástagos montados en la inestable tablilla del patinete en carreras desenfrenadas. Riesgo para usted, para el subnormal del padre y riesgo para en niño montado en tan espeluznante cabalgadura.

En cuanto a los vehículos de motor silencioso, ¡ojo con ellos!, cuando te das cuenta los tienes encima. Y encima, los andantes miradores de móviles, que son obstáculos a sortear porque ellos van en un mundo ajeno y no está por la labor de abandonar su especial ‘estado’.

Lo que les digo, quédense en casa y lean un buen libro.

stats