A. Salido

El desarme

03 de abril 2025 - 03:05

Mentir con descaro es actualmente cambiar de opinión. Hay quien cambia de opinión con la misma frecuencia que lo hace de ropa interior o, al menos, con la frecuencia deseable para estas prendas íntimas. Aunque no es descartable que, en breve, obliguen a mantener tangas y gayumbos por semanas completas para preservar el pH de la piel o el agujero de ozono.

Otro deporte que ha ascendido a la categoría olímpica es el cambio del nombre usual de las cosas. Atribuyen al sociólogo Pierre Bourdieu la afirmación aquella de “quien nomina, domina” explicando así que el lenguaje no es neutral y que el uso interesado de las palabras permite ganar la batalla por el relato.

Esta batalla se perdió hace bastante tiempo con los topónimos. Se reputa franquista y trasnochado pronunciar nombres de ciudades como Gerona, Lérida o La Coruña en la lengua de Galdós. Otro lío gordo es el formado por los migrantes. Hasta no hace mucho el españolito que se iba a Alemania era un emigrante y el inglés jubilado que se venía a vivir a Torremolinos era un inmigrante. Algo tan fácil como blanco y negro; alto y bajo o dentro y fuera. Ahora es pecado capital utilizar esas palabras e inmediatamente se tacha de xenófobo a quien las pronuncia. Por cierto que toda discrepancia con lo políticamente correcto es tildada de fobia para así convertir en enfermo al discrepante.

Y cuando nadie lo esperaba, Donald Trump se encama con Putin y le dice a von der Leyen que si quiere ejército que se lo pague. Complicado de explicar en una Europa desmilitarizada y en una España sonrojada que odia al ejército y al rearme. Mejor será dejarse de tonterías y subcontratar la defensa con el ejército americano. Saldría mucho más barato el desarme completo que el rearme y si no tenemos tierras raras con las que pagar, igual se conforma con unos cuantos bichos raros que nos sobran.

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