Un doble aniversario y un recuerdo necesario

Hace unos días se cumplió el tercer aniversario del fallecimiento de Antonio Escohotado, en unos días casi veinte del óbito de Julián Marías. Dos de los pensadores imprescindibles del último tercio del siglo XX y lo que va de nueva centuria. Sin embargo, no muchos jóvenes universitarios habrán escuchado hablar de ninguno de ellos, ni parece que haya mucha voluntad de que su pensamiento prenda en una sociedad cada vez más dada al control. Dos filósofos con itinerarios vitales diferentes pero con aportaciones comunes que hoy siguen estando en el centro de interés de cualquier persona que pretenda vivir con un mínimo de libertad personal.

La libertad entendida no como hacer lo que me dé la gana sin límites ni al margen del orden moral que ha ido conformando este occidente avanzado, en riesgo hoy más que nunca -no por la amenaza exterior sino por el enemigo interior- provocado por la decadencia que produce el abandono de la razón. El proceso de derribo de la razón filosófica y la Fe como una propuesta razonable ha configurado un nuevo viejo mundo más desnortado y débil que su predecesor que intenta guardar las apariencias con la consagración de derechos que en realidad son imposiciones para una vida peor. La sustitución de la razón argumentada por el relato emocional crece de manera exponencial publicitada por los grandes medios y las redes sociales, gran patio donde una multitud ingente de idiotas y bots repiten como borregos un mensaje interesado.

Leer a Marías y Escohotado es siempre ejercicio interesante de acceso al conocimiento, de descubrimiento progresivo de la libertad interior, itinerario imprescindible a una vida mejor, escudo protector ante las numerosas falacias que se nos proponen con un envoltorio emotivo atrayente pero mentiroso, una liberación de la idiotez que nos acogota. No se lo pierdan.