Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Jerez tiene muchos motivos para ufanarse y por su singularidad e importancia, para sentirse orgulloso aunque ello no impide que también la ciudad padezca y desde hace ya demasiado tiempo; hayan gobernado los llamados andalucistas, lo haya hecho la izquierda o también la derecha; la lacra de contar con cuatro de sus Barrios que inscriben sus nombres en una lamentable relación de los cien más pobres de España, a saber los conocidos como el Mopu, Federico Mayo, San Juan de Dios y San Telmo, cuya renta media, según los datos estadísticos, no alcanza siquiera los quince mil euros anuales, lo cual es un claro exponente de la grave situación que vienen padeciendo quienes los habitan, según el informe hacho público por el Instituto Nacional de Estadística referido al período comprendido entre 2015 y 2018, problema del que, en un extenso artículo, se ocupaba el compañero E.M. Cañas a finales del pasado mes de mayo…
Y a esta situación, que no es precisamente para presumir, se podría sumar la realidad nada brillante tampoco, según el informe referido, de los núcleos de población de Santo Tomás de Aquino, Cerrofruto o el llamado "Titanic" en la jerezana Zona Sur y la Coronación y Eduardo Delage, en el oeste de nuestra población, lo cual acrecienta la dura realidad que padecen muchos de nuestros convecinos, bastantes de los cuales, como ya he apuntado en anterior comentario, consiguen, mal que bien, salir adelante gracias a las ayudas de las Cáritas parroquiales, Comedores Sociales y otras entidades y organizaciones dedicadas a luchar contra la desigualdad social.
Y esta situación, de por si preocupante y dilatada en el tiempo, exigiría que las distintas formaciones políticas, las Instituciones ciudadanas y en general el conjunto de la población se empeñaran en una acción conjunta que, partiendo de un estudio de las causas y problemas estructurales que provocan semejante problema, tratara de buscar formulas eficaces que pudieran contribuir a la solución del mismo o, en principio, a mejorar tan tremenda desigualdad con respecto a otras zonas de Jerez, donde el nivel de vida, por sus equipamientos, por sus rentas, por su grado de formación y empleo es notablemente mejor…
Claro que cuando uno tiene la oportunidad de seguir el desarrollo de los Plenos municipales, donde de estos asuntos no se habla o se hace muy poco, mientras nuestros representantes se dedican a cruzarse descalificaciones sobre la mala conducción de alguno o su escaso dominio de un idioma extranjero; a tratar asuntos que escapan de la competencia de un Ayuntamiento, por poner un par de ejemplos; mucho se teme que esta endémica situación, que viene ya muy de lejos, - no es precisamente de ahora el sobrenombre "del Chicle", como se denomina a uno de estos barios - siga perpetuándose en el tiempo, como una lamentable lacra de nuestra ciudad de Jerez…
De todas formas, como la esperanza es lo último que debe perderse, alcemos la voz, una vez más, para que alguien - mejor el Ayuntamiento que cualquier otra entidad - tome sobre si la tarea de promover un grupo de trabajo que se ponga manos a la obra, con respecto a este muy grave problema jerezano, que debería avergonzarnos a quienes nos proclamamos habitantes de la ciudad…
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