El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
Tribuna Económica
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre lo peor que puede suceder a la economía, para ello adapto la presentación de Mark Zandi, Cris deRites y Marisa DiNatale, en Moody´s Analytics sobre Economía Resiliente y trazo dos ejes con las probabilidades de que algo ocurra (vertical) y su gravedad (horizontal), que son más bajas en el origen y aumentan a medida que se desplazan arriba y a la derecha de los ejes; y en ese espacio pongo los eventos en seis cuadrículas, dos de baja y alta probabilidad, que combinan con tres de riesgo bajo, medio y alto (si el lector lo dibuja lo seguirá más fácilmente, y puede hacer cambios según su criterio).
Con baja probabilidad y bajo riesgo está la transición por el cambio climático, cuya adaptación se da poco a poco; un conflicto social y político grave y repentino; temas tecnológicos como el hundimiento del mercado de criptomonedas, escalada de ciberataques, y disrupción por la Inteligencia Artificial de empresas y empleo; y también, una crisis de deuda en la zona del Euro. En un segundo grupo, relativamente poco probable, pero más severo, tenemos una crisis de impago de los que se han endeudado para invertir, por ejemplo en el inmobiliario; aumento de las tensiones con China y en el comercio internacional, escasez de suministros y precios más altos; y una nueva pandemia. Y el tercero, también poco probable pero de consecuencias muy graves, el deterioro de la guerra de Ucrania e implicación de la OTAN. Más probable, pero de bajo impacto inmediato para la economía, es el cuarto grupo donde ponemos catástrofes y situaciones extremas por el tiempo atmosférico; el aumento de la morosidad; o una fuerte crisis migratoria en la UE. En quinto lugar, también probable y de mayor riesgo sería el hundimiento de la bolsa, crecimiento negativo en Europa, y desplome en el mercado de locales y oficinas; y sexto, muy probable y de muchísimo riesgo, el incremento del precio de la energía, y que la política monetaria y los tipos de interés dañen irremediablemente la economía.
Pese a tanta opinión catastrofista, no es un riesgo el impasse político, pues en España se mantiene la convivencia y nada puede ocurrir fuera de la Constitución. Una nueva elección no es un problema mientras continúen políticas de armonía social en salarios, pensiones, estímulo a la economía con el mantenimiento de la demanda y empleo, y la confianza de los mercados en nuestra fiscalidad. Sí es un riesgo la lentitud en la toma de decisiones relevantes de los nuevos responsables de autonomías y grandes ayuntamientos, con los fondos transferidos por Europa y por el gobierno central, entre otros para rehabilitación de vivienda, o las energías limpias. También es importante lo que no se percibe como un mal económico, pero puede ser un retroceso en igualdad, mejoras sociales, o en hacer más fáciles las condiciones de vida, algo cotidiano que nos afectan anímicamente. Leo a Benjamin Blake Even the Dead (Penguin), con su fondo oscuro pero sensible: “El mundo no es lo que a veces aparenta –dice–, y por muy tranquilos que queramos vivir, bajo nuestros pies hay otro mundo en una agonía sin remedio. ¿Cómo podemos vivir aquí conociendo lo que pasa debajo? ¿Cómo podemos conocer y no conocer, al mismo tiempo?”.
También te puede interesar
El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
Entrando en agujas
Bernardo Palomo
El nuevo gran cambio
Desde la espadaña
Supersticiones
El parqué
Subidas moderadas