Faltan camareros

En las frecuentes quejas por la falta de camareros los representantes del sector emplean un tonillo más o menos recriminatorio insinuando que esto se debe a una cierta vagancia social y falta de la gallardía necesaria para acometer las responsabilidades del puesto. Algo así como si ser camarero/a fuera una misión patriótica que no se tiene redaños para acometer.

No se suele hablar nunca de los bajos salarios, de las larguísimas jornadas sin posibilidades de conciliación familiar, de las horas no pagadas o no cotizadas (que recortan el paro y la pensión), ni de la dureza de poner la cara por la empresa con un público muchas veces desconsiderado que trata al personal como a siervos del medievo. Ya no quieren ser camareros ni los estudiantes durante el verano.

Faltan también médicos. Se calcula que entre cuatro y seis mil, sobre todo de familia. Y, según la Asociación MIR, hay más de 19.000 médicos fuera de España, sobre todo en países del centro y norte de Europa donde, claro, les pagan más y tratan mejor dándoles estabilidad en poco tiempo. En España, tras diez años o más de formación, un médico no alcanza un mínimo de permanencia en su puesto de trabajo hasta cerca de los 45 años. ¿Y qué compensación o incentivo extra se da en las zonas rurales para asentar al personal sanitario? Ninguna, cuando es lógico que, a igualdad de retribución y condiciones, se prefiera vivir en una zona urbana con todos los servicios.

Las soluciones que se proponen en ambos sectores son demenciales: Desde la hostelería hablan de traer camareros del Magreb, para explotarlos mejor supongo. Desde la sanidad, poner a MIR (estudiantes) sin supervisión para atender los centros de salud. Nadie plantea mejorar e incentivar realmente las condiciones laborales. No se respeta ni el trabajo ni al trabajador.