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El cambio que se ha producido desde finales de 2021 ha sido rápido y drástico. En tan poco tiempo, los tipos de interés han subido del 0% al 4%, y esto ha conllevado una modificación en el comportamiento financiero de los agentes económicos. Atendiendo a la teoría financiera, las subidas de tipos de interés incentivan el ahorro y restringen la búsqueda de financiación. Y, efectivamente, el reciente informe del Banco de España sobre la situación financiera de los hogares del primer semestre de 2023 constata estas tendencias.
Como era lógico y esperado, se ha producido un importante descenso de la nueva financiación captada por los hogares. Por una parte, por una menor demanda: las familias solicitan menos financiación, porque está más cara. Por otra parte, y al mismo tiempo, por una menor oferta: los bancos quieren prestar menos, se han vuelto más cautelosos por el deterioro de la economía y la incertidumbre sobre el futuro. Los datos más recientes, recogidos en las cuentas financieras de la economía española de 11 de julio, reflejan que la deuda de los hogares se redujo de 703,8 miles de millones de euros en marzo de 2022 a 694,9 a comienzos de 2023.
De todos los instrumentos de financiación, los préstamos hipotecarios a las familias son los que más se han resentido, no sólo por las menores peticiones y concesiones, como hemos comentado más arriba, sino porque incluso, ante el encarecimiento de las que fueron firmadas a tipo variable, las familias han optado por amortizar deuda anticipadamente.
También, como era lógico y esperado, se terminó la tendencia a gastarse los ahorros acumulados durante la pandemia: se vuelve a ahorrar más. En los últimos meses, las familias han experimentado una mejora de la capacidad financiera tras la progresiva pérdida del poder adquisitivo perdido como consecuencia de la elevada inflación: la mejora del empleo, los aumentos de salarios y la moderación de la inflación han conseguido que las familias hayan experimentado esta mejoría. Y, de forma paralela, han restringido el consumo. Las familias intentan que estos ahorros proporcionen más rentabilidad, acudiendo a las letras del tesoro, los depósitos a plazo o a los fondos de inversión.
Así, la información del cuarto trimestre de 2022 evidencia un aumento de la riqueza bruta en términos reales, tras las caídas de los trimestres anteriores, gracias a la moderación de la inflación. Se eleva el saldo de los activos financieros de los hogares y desciende la deuda. La ratio de deuda sobre la renta disponible se situó al cierre del pasado año en los niveles más reducidos desde 2003.
Con datos más recientes, de marzo de 2023, las cuentas financieras de la economía española recogen que la riqueza financiera neta se situó en 2.000 miles de millones de euros, un 2,9% más respecto al año anterior. Pero este aumento de la riqueza de los hogares a nivel macro no debe llevar a obviar las diferentes situaciones particulares que esconde en su interior: muchas familias han atravesado y siguen atravesando importantes dificultades, porque su renta disponible carece de margen para absorber esta rápida y contundente subida de tipos de interés.
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