¿Dónde está el flamenco en las calles de Jerez?

Jerez de la Frontera, cuna indiscutible del flamenco. Y a pesar de ser el lugar de origen de figuras tan icónicas como Manuel de los Santos Pastor, “Agujetas”, Ana Blanco Soto “Tía Anica La Piriñaca” o Juan Moneo Lara “El Torta”, parece que aún no sabe cómo rendir homenaje a quienes han llevado su nombre por todo el mundo. Javier Benítez lo apuntaba con acierto en su reciente columna: tenemos el talento, la historia y los nombres, pero carecemos de una visibilidad consistente y una reivindicación clara.

Pienso en “Agujetas”. Cantaor universal - del que me declaro una fan incondicional - maestro de la seguiriya, testimonio del cante puro, arraigado en las raíces más profundas de nuestro flamenco. Sin embargo, ¿dónde lo encontramos al caminar por la ciudad? En ningún sitio. Y lo mismo sucede con otras tantas personalidades. El eco de sus voces resuena en tablaos lejanos, pero aquí, su memoria carece del lugar merecido. Y es que, en Jerez, el flamenco debería ser como un aroma que se respira en sus calles.

Si de verdad queremos ser Capital Europea de la Cultura, como tanto aspiramos, debemos empezar por tomar medidas concretas para dar al flamenco ese lugar que merece.

Nombrar calles en honor a figuras emblemáticas, instalar placas en puntos representativos de la ciudad, y sí, erigir monumentos dignos, alejados de las obras de dudoso gusto, tan de moda años atrás. De esta forma, no solo conoceremos a nuestras leyendas del flamenco, sino que también conseguiremos hacer que sean protagonistas en el paisaje urbano de Jerez.

Al final, como bien señala Benítez, el riesgo es mucho mayor que perder un título o una oportunidad turística. Si seguimos ignorando nuestro propio patrimonio musical, no solo dejaremos de ser la capital del flamenco, también dejaremos de ser nosotros mismos.