La grandeur, le Mensonge et l’hypocrisie

La inauguración de los JJ.OO. de París ha cambiado el paradigma de este tipo de eventos. Ya no se trata de una concreción en el espacio para un número limitado de personas, aunque desde allí se retrasmita para el mundo. Ha sido una extensión inabarcable para los presentes y a veces se echó en falta cierta línea de continuidad en la sucesión de contenidos y espacios. Y qué mala suerte la lluvia. Tiene mérito que no se haya suspendido todo. En cualquier caso ha sido una ceremonia grande –y quizá demasiado larga -. Responde bien a “la grandeur” francesa creída, sobre todo, por los propios franceses.

En cuanto a contenidos, es más fácil hacerlo bien cuando se parte de un lema tan bonito como “Liberté, Egalité, Fraternité, también Sororité”. Se reflejó una cultura de tolerancia, convivencia y alegría, por encima de razas y géneros con presencia y respeto de todas las opciones. Viendo esto es difícil de entender la cantidad de votos de la ultraderecha en Francia. Pero no nos engañemos: los cuadros que se vieron no responden a la realidad, contienen una cierta dosis de falsedad (mensonge). Aunque menos que en España, también hay en Francia mucha gente en riesgo de exclusión social - un 16% - y aumenta la violencia de género - un 14% más en 2023. Habrá que ver esas coreografías tan bonitas más como un deseo que como la realidad actual de Francia, Europa y el mundo.

Y l’hypocrisie. Por la invasión de Ucrania se prohíbe la participación de Rusia. Pero desfila Israel como si nada, olvidando el genocidio palestino. Cierto que en un rincón se permitió la presencia de Palestina. Aunque no se dijo que algún deportista palestino, por el bloqueo, se tuvo que comunicar con su entrenador por Whatsapp. Pero, claro, Israel es aliado de los EE.UU y de gran parte de la plutocracia mundial.