Carmen Pérez

La guerra de los chips

Tribuna Económica

21 de octubre 2022 - 01:38

Estamos intensamente preocupados por la guerra en Ucrania y por todas las consecuencias que está trayendo. No le vemos el fin. Pero lo peor es que otra se está fraguando. Las medidas de desacoplamiento tecnológico que ha desplegado Joe Biden son una declaración de guerra -de momento, económica- en toda regla. Este hito es de tal calado que puede considerarse que la rivalidad entre Estados Unidos y China "ha salido del armario". El riesgo más importante es que China acelere su cronograma para la reunificación de Taiwán, el mayor fabricante mundial de chips de alta gama.

Las medidas que ya tomó hace dos años Donald Trump -con Huawei y sobre protección comercial- se han quedado en muy tímidas. Biden ha aislado todo el sector de alta tecnología de China. Y parece contar con la aprobación tanto de demócratas como de republicanos, porque ninguna voz relevante se ha pronunciado en contra. Y eso pese al importante daño que se autoinflingen. Sólo a Nvidia le va a costar 400 millones de dólares este trimestre: de cada cinco tarjetas gráficas, una iba a China.

Por una parte, se imponen nuevos controles de exportación a los semiconductores estadounidense para su uso en inteligencia artificial, computación de alto rendimiento y supercomputadoras, de manera que sólo podrán venderse a China con una licencia de exportación, que será muy difícil de obtener. También limita estrictamente las exportaciones a China de todo aquello -herramientas y tecnología- que ayude a las empresas chinas a desarrollar sus propios equipos. Además, estas normas afectan a terceros, que deberán asegurarse también de que no llegue a través de ellos ninguno de estos elementos a China.

Por otra parte, se les prohíbe a los ciudadanos o entidades estadounidenses trabajar con productores de chips chinos, excepto con una aprobación específica. Esto ha sido considerado por toda la prensa internacional como lo más novedoso y la bomba más grande que se ha lanzado contra China: los estadounidenses que trabajan allí tienen que elegir entre renunciar a sus trabajos o perder el pasaporte.

China lleva décadas desarrollando una revolución tecnológica, calladamente, aprendiendo, pero todavía dependen de la tecnología estadounidense, japonesa o de Corea del Sur. Estas nuevas restricciones retrasarán su independencia. Aunque Biden aduce razones de seguridad nacional, la verdadera causa es contener el poder tecnológico chino, no sólo limitar su capacidad militar.

Pocos días después del anuncio de estas medidas, Xi Jinping, en su discurso en el Congreso del Partido Comunista, elogió los logros de su década en el poder y reafirmó su promesa de reunificar algún día Taiwán: "No renunciaremos al uso de la fuerza". La visita de Nancy Pelosi a Taiwán a finales de agosto y la aprobación en septiembre de la venta de armas por 1.100 millones de euros a Taiwán habían acelerado las tensiones entre las dos potencias. La presidenta de Taiwán replicó inmediatamente a Xi: "Taiwán es un país soberano y democrático". El secretario de Estado, Antony Blinken sacó conclusiones: "Pekín buscará la reunificación en un plazo mucho más rápido". El mes que viene, Xi y Biden se reunirán en Bali, en una cumbre del G20. A ver.

También te puede interesar

stats