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El orden del titular de éste comentario no altera en absoluto la importancia del personaje protagonista del mismo: Sara Pereyra Baras; Sara Baras para el mundo del baile, receptora el pasado mes de octubre del VIII Premio Federico Joly, en Cádiz. La reseña del acontecimiento quedó narrada con lógico entusiasmo en estas páginas de Diario de Jerez, a fin de cuenta la empresa editora de esta publicación ha sido la protagonista de dicha convocatoria. Cuanto fue escrito sobre el acto de entrega del flamante galardón a la isleña Sara Baras es justo y aplaudible. Sara respira gaditanismo por todos los poros de su bello cuerpo y es merecedora de cuantos trofeos, premios y distinciones lleguen a sus manos como reconocimiento a su arte. Ocurre no obstante que, cuando queremos ponderar las virtudes de una figura del mundo del arte, solemos quedarnos con lo presente y, sólo en contadas ocasiones abundamos en los entresijos de su currículum. Por ejemplo: sin incidir excesivamente en los primeros pasos de baile dados por Sara Baras, quiero referirme a la vinculación que ésta ha tenido con Jerez desde su más temprana edad ya que Sara ha respirado el aire bailaor jerezano a través de su madre, Concha Baras quien lo recibió del recordado Cristóbal ‘El Jerezano’ a través de su estudio vivienda en la calle Santa Cecilia, así como del veterano Juan Parra. Después, Concha Baras, la mamá de la criatura creó su propio grupo de baile titulado “Los Niños de la Tertulia”, en el seno de ‘La Tertulia Flamenca de la Isla’, San Fernando, donde Sara encontró acomodo hasta que saltó a los escenarios de Andalucía y España, a los 14 años de edad, de la mano, el conocimiento y la destreza del gran Manuel Morao. El Centro Andaluz de Documentación del Flamenco, en su sede de Plaza San Juan, 1, sirvió de escenario -como en tantas ocasiones y para otros grupos-, para los ensayos programados por Manuel Morao, en los que tomaba parte junto al resto de la compañía, Sara Baras.
En el año 2001, Sara Baras se alzó con el Premio de la Crítica, convocado por la Cátedra de Flamencología de Jerez con el respaldo del Consejo Regulador, por su espectáculo ‘Juana La Loca’, en el Festival de Jerez. También obtuvo en dicha ocasión y por el mismo espectáculo el Premio del Público convocado por Diario de Jerez. Onda Cero, Cádiz la distinguió el mismo año Gaditana de Oro por aclamación popular.
Como a estas alturas habrán averiguado que este espacio informativo está centrado en Jerez, Cádiz y San Fernando con Sara Pereyra Baras, Sara Baras como protagonista, omitiendo la reseña de los incontables galardones obtenidos en España y otros países -su enumeración sería excesivamente prolija-, a ello he querido ceñirme aun cuando en alguna ocasión y por vecindad quede consignado el hecho de haber recibido en 2015, la Medalla de Oro de la Provincia toda de Cádiz. Claro que antes, en 1994, Sara Baras había intervenido en la XXIII Fiesta de la Bulería de Jerez y más tarde, en 2012, recibió el Premio Nacional de Baile de la Cátedra de Flamencología de Jerez, galardón que puso en sus manos en nombre de la referida institución, la maestra de baile, la popular Angelita Gómez.
Estas reseñas quieren exclusivamente centrarse en lo protagonizado por la bailaora en la capital de la provincia, en Jerez y en San Fernando, donde nació. Fue precisamente en la Isla y en su Casa de la Cultura cuando una tarde de otoño de hace algunos años, Sara formaba parte aún del grupo ‘Los Niños de la Tertulia’, creado por su madre, Concha, que fui invitado por el ayuntamiento local para ofrecer un recital poético sin acompañamiento guitarrístico ni de ningún otro instrumento que pudiera servirme de apoyatura. Llegado el momento tomé una decisión que tanto a la madre como a la hija satisfizo plenamente. Sara me acompañaría en el escenario y exclusivamente con su inspiración bailaora, sin música alguna, ilustraría cada uno de los poemas programados para la ocasión. Tal como habíamos previsto se hizo realidad un recital poético-bailaor que tuve el honor y la satisfacción de protagonizar respaldado por la inspiración bailaora de una jovencísima Sara Pereyra Baras quien con el correr de los años -no muchos- ha llegado a conquistar a cuantos espectadores han tenido y continuarán teniendo –y así por muchos, muchos años-, el privilegio de disfrutar con el BAILE -en mayúsculas-, de SARA BARAS. Aquel día de otoño referido, en la Casa de la Cultura isleña Sara recibió un espléndido ramo de flores como reconocimiento a su participación en el recital poético: ¿fue ese el primer trofeo conseguido como bailaora?
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