Jueces ayer y hoy

La Segunda República no solo tuvo que lidiar con la férrea oposición de grupos como el carlismo, la derecha monárquica, la Iglesia y el Ejército. También el sector judicial puso zancadillas al nuevo sistema democrático y a las reformas sociales de la Constitución de 1931. Así lo recoge el profesor de Historia del Derecho de la Universidad de Granada Rubén Pérez Trujillano en su libro ‘Jueces contra la república. El poder judicial frente a las reformas republicanas’ (Dykinson 2024). Pérez Trujillano establece que, aun con las lógicas excepciones, las tendencias jurisdiccionales entre 1931 y 1936 fueron “bastante uniformes y homogéneas” anteponiendo un sistema concreto de valores y creencias al espíritu y la letra de la constitución republicana. Creencias y valores con predominio de una concepción burguesa de la sociedad, la familia tradicional, la moral y la cultura católica, la subordinación al poder militar y la consideración de que cualquier alternativa de izquierdas suponía directamente la barbarie.

A día de hoy -¿otro tiempo?- se ha publicado que nada menos que un tercio de la judicatura es miembro del Opus Dei mientras que solo un 10% pertenece a las asociaciones progresistas de jueces y fiscales. Nada que ver con el conjunto de la sociedad española. A lo peor, aquí tienen algo que ver la endogamia y el sistema de acceso. Sabiendo esto, no extrañan tanto determinadas posiciones judiciales en temas relacionados con el nacionalismo, el feminismo (ley del “solo sí”) y el cerco sistemático al gobierno y su entorno. Todo vale. El Juez Peinado ha pedido la lista de todos los “trabajadores y asesores” de Moncloa. ¿Una investigación prospectiva? Feijóo ha llegado a anunciar a Sánchez un calvario judicial en lo que dure la legislatura. Muy seguro está él de sus huestes con toga.