El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
Tribuna libre
Sí, fue el 12 de julio de 1923, cuando Dios quiso llamar a su presencia a la Ilma. Señora Doña Carmen Núñez de Villavicencio y Olaguer Feliú, Marquesa de Domecq d’Usquain, viuda, desde hacía la friolera de 29 años, de don Pedro Domecq, marido fiel y buen cristiano, con quien pudo compartir, 26 años de matrimonio, 3 menos que los de viudedad.
Cuando pienso en los recuerdos de la que fuera una de mis bisabuelas paternas, realmente me conmueve su bondad y entrega a cada persona de su familia, y, a cualquiera que conociera, o que aún sin llegar a conocerla personalmente necesitara de su ayuda. Siempre era buen momento para ella, jamás echó a alguien para atrás por los quehaceres que tuviera entre manos. Siempre sabía sacar el tiempo necesario, para poder ayudar y hacer las gestiones necesarias, o delegar lo que hiciera falta.
Le tenía gran devoción a la Virgen del Carmen, durante años fue su camarera, se daba escapadas por la mañana temprano para oír misa en su iglesia y rezar ante su imagen, aunque luego asistiera a la misa que diariamente se celebraba para todos en el oratorio de su casa, allí, libremente asistían todos los que quisieran, empleados, invitados ya se tratase de SS MM los Reyes de España, con quienes su hija Carmen y yerno Fernando tenían condición de Servicio, o de cualquier otro que estuviese viviendo en la casa, y por supuesto la familia hasta los más pequeñitos con uso de razón.
Hacía con devoción la novena, a la Virgen del Carmen cada año, para preparar su fiesta. Y fue precisamente durante la novena cuando su alma voló al encuentro del Padre. Este dia 12 en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, se la recordó durante la Novena y en la Santa Misa.
Quienes la trataron de cerca, se preocuparon de poner por escrito algunos detalles de su vida, para darla a conocer, y en su día, empezar el proceso de canonización.
Ahora, nos toca a nosotros dar voz a todo lo que ella calló en vida, sus hechos y bondades pueden repetirse, y desde el cielo, seguirá ayudándonos. Solo es cuestión recordar que Carmen Núñez de Villavicencio y Olaguer Feliú vivió entre los siglos XIX y XX, (se nos ha ido además, casi un cuarto del XXI) por lo tanto ya es hora de recordar al mundo, que esa noble Señora existió, y dar a conocer su vida.
Si dejamos vía libre a la gracia de Dios, serán muchas las ayudas que a través de su intercesión podremos lograr, sólo es cuestión de pedirle audazmente, con toda confianza.
Y no dejemos de agradecerle todo el bien que hizo. El dinero que pasó por sus manos, no quiso gastárselo en caprichos personales, que bien podía hacerlo, lo dio a lo “imperecedero”, como es “la caridad para ayudar al prójimo” y “en lo que se refiere al culto divino”. Pero no sólo daba lo material fue capaz de donar lo más valioso: de “darse ella misma”, desde lo más noble, hasta en las tareas más repugnantes. Ejemplo que todos debiéramos tener en cuenta, especialmente cada uno de sus descendientes.
Tengamos un especial recuerdo para ella esté domingo 16, festividad de nuestra Señora del Carmen, y otro para no perder nunca de vista, que:
“Al final de la vida, se nos juzgará por el Amor”.
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