Lluvia en Domecq

El arte de saber tratar bien a la pelota

14 de octubre 2024 - 06:00

Estuve viendo un rato el Venezuela–Argentina jugado hace unos días. El partido estuvo a punto de suspenderse por el agua que había en la cancha. Con algo de retraso sobre la hora prevista y después de que algunos operarios se afanaban para achicar el agua caída, el partido pudo disputarse. Muy pronto me llamó la atención que Messi y los suyos intentaban jugar con balones rasos como si el césped estuviera como un tapete de billar y claro había charcos y el balón en muchas ocasiones se quedaba frenado antes de llegar a su destinatario.

Este fin de semana de tanta lluvia me salió la vena nostálgica y empecé a recordar cómo conocía el fútbol bajo la lluvia. El primer recuerdo que tengo era la voz de mi madre una tarde muy lluviosa de domingo diciéndole a mi padre: "Al niño con la que está cayendo no te lo vayas a llevar al fútbol, que se resfría y mañana tiene colegio", yo tendría cinco o seis años, y me pillé un berrinche de órdago que al final dio sus frutos y mi madre sentenció: "Si quieres llevártelo te lo llevas" y mirándome a mí: "Y si tú te pones malo que tu padre se ocupe de ti, pero al colegio no faltas".

Ni que decir que esa tarde yo era el niño más feliz del mundo, con mis botas de agua, mi impermeable y su boina, también impermeable, ambas azules. Aquel partido del Xerez en Domecq lo tuvimos que ver de pie para no mojarnos el pantalón, sobre los escalones de hormigón, claro está. Yo vi poco fútbol porque tenía que sortear a las personas que estaban por delante y la cantidad de paraguas que lo complicaba todo mucho más. Pero también aprendí cómo se debía jugar en campos embarrados y bajo la lluvia. Mi padre y sus amigos iban comentando el partido entre ellos y yo los escuchaba: "Lo ves, así es como hay que jugar levantando la pelota" , al rato alguien decía: "No la dejes caer por el amor de dios, pégale tal como te viene" u otro gritaba al banquillo: "Saca a fulano que es el único que sabe levantar la pelota" o "ese no se entera que el campo está embarrado".

No recuerdo contra quién jugó el Xerez, ni como terminó el resultado, pero sí que los jugadores parecían gladiadores al final del partido, todos mojados y llenos de barro. Llegué pipando a casa, mi madre me estaba esperando en la puerta y cuando me vio llegar me dijo: "Sal corriendo para el cuarto de baño" y allí me dio una ducha de agua caliente, me secó como solo una madre sabe hacer, me puso el pijama y la bata para que no cogiera un resfriado.

Solo recuerdo que fue un partido del Xerez en Domecq y que yo disfruté como nadie de mi primer partido bajo la lluvia junto a mi padre y sus amigos, me fui a la cama feliz y con una gran historia que contar a mis amigos en el colegio al día siguiente. Me quedé dormido pensando en que el lunes yo podría decirles a todos "ayer con la lluvia que estaba cayendo mi padre me llevó a ver al Xerez” y lo mejor de todo, me enseñaron el arte de saber tratar bien a la pelota.

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