De luto

Un buen puñado de británicos, ejemplo de que en estos tiempos todo el mundo puede quejarse de todo aun a riesgo de empacharnos de impertinencias, ha protestado por el exceso de contenidos en la BBC (que pagan todos los ciudadanos de forma contante y sonante) sobre el fallecido consorte. También hay una mayoría de espectadores que al visionar esos programas les ha parecido bien la cobertura que con el funeral de hoy se prolongará unos días más. Y hay otra parte importante de contribuyentes que no ve la BBC en estos días pero intuimos que respeta el protocolo y todo lo que supone homenajear al duque de Edimburgo. Tendremos que mentalizarnos para asistir a debates sonrojantes cuando, y esperemos que haya que aguardar mucho tiempo, se produzca un fallecimiento en nuestra Casa Real. La Sexta dedicará entonces 24 horas a cuestionar la monarquía con sus tertulias, como harán Jesús Cintora y otros altavoces tóxicos. Confiemos en que para entonces haya un presidente con criterio en Prado del Rey.

La figura histórica y el papel del marido de Isabel II durante más de 70 años en la vida del Reino Unido han tenido su reconocimiento respetuoso en la BBC, canales de luto que han llegado a centrarse durante unos días en el difunto centenario. Pese a las decenas de miles de quejas ha sido razonable esa muestra de pesar colectivo. Hay un universo infinito de canales y webs para buscar otros contenidos, pero la cadena pública británica debe estar a la altura de la Historia, sin complejos. Imaginamos que en RTVE habrán tomado nota.

Los espectadores veteranos recordamos las eternas jornadas de la capilla ardiente de Franco en aquella televisión de otro tiempo que parece de una época tan remota que hasta la Guerra Civil la han querido convertir en algo más reciente.

El luto en TVE, con tertulias y reportajes, vivido ante la pérdida de Adolfo Suárez es lo más parecido a ese consenso de dolor que debe prevalecer en cualquier país ante la pérdida de una figura institucional clave.