Santiago Cordero
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La Sacristía del Arte
Esta pasada Magna Mariana ha surgido un tema que ha captado la atención de muchos en Jerez: el escultor Ignacio López, un artista que, aunque hasta hace pocos años era casi desconocido, ha dejado un valioso patrimonio en nuestra ciudad. Es de agradecer que el doctor en Historia del Arte José Manuel Moreno Arana rescatara su nombre y obra del olvido, dando a conocer el estilo tan peculiar de este imaginero sevillano afincado en El Puerto de Santa María. Para mí, el mejor escultor de su época en nuestra provincia.
Desde que tengo uso de razón, las grandes imágenes procesionales de Jerez se atribuían con orgullo a Luisa Roldán “la Roldana”. Y sin embargo, las recientes investigaciones han revelado que muchas de estas tallas se atribuyen acertadamente a la gubia de Ignacio López. Hablamos de Mayor Dolor, Desconsuelo, Señor de las Penas, el Duelo de la Piedad...
Hoy, parece que la figura de Ignacio López está de moda; se habla de su obra en cada rincón cofrade, y de repente, todos se han vuelto conocedores de su estilo y de su aporte a la iconografía devocional. Pero más allá de las palabras, creo que merece un homenaje en condiciones. Ahora es el momento perfecto para reconocer su figura. ¿Por qué no dedicarle una avenida, un monumento (que no sea mediocre, por favor) o, al menos, una placa conmemorativa? Su obra es ya parte de nuestra identidad cultural y pese a ello, seguimos sin hacer nada tangible que exprese el reconocimiento que tanto se dice sentir.
Pienso que no basta con hablar de Ignacio López, debemos hacer que su nombre y su obra se graben en nuestra ciudad para siempre, con el fin de que generaciones venideras puedan apreciar el valor patrimonial que ha aportado, y que hoy, gracias a la investigación y el interés por la Historia del Arte, se ha redescubierto.
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