Inmaculada Peña Ruiz

Sobre los ‘monumentos mediocres’ en Jerez

La Sacristía del Arte

27 de enero 2025 - 03:05

En esta nueva columna sobre los Monumentos Mediocres de nuestra ciudad, es necesario señalar tres esculturas que, si bien no son mediocres en sí mismas, han sido condenadas a la irrelevancia por el abandono. Se trata de los homenajes a las viñas de Jerez, ubicados en la calle Caribe, ocultos tras los bloques de pisos que dan al parque de la Unión.

Estos monumentos, diseñados por Sebastián Santos Calero en los años setenta, consisten en tres estructuras de hierro de colores rojo, amarillo y azul que representan cepas a gran escala. Sin embargo, en lugar de ser reconocidos, hoy languidecen bajo la maleza.

Es inaceptable que una ciudad cuya economía, historia y cultura giran en torno al vino permita que un homenaje a sus viñas caiga en el olvido. No se trata de esculturas conceptuales o arte vanguardista incomprendido. Son sencillamente monumentos ignorados, sepultados en un entorno que los despoja de su significado. En un lugar donde nadie repara en su existencia, estas estructuras han sido condenadas a oxidarse sin que nadie tome medidas para su conservación. No son la Torre Eiffel ni el David de Miguel Ángel, pero forman parte de nuestro patrimonio y merecen respeto.

Si estos monumentos fueron erigidos para celebrar nuestra identidad vinatera, lo mínimo que se espera es que se les otorgue el mantenimiento y la visibilidad que merecen. No basta con presumir de cultura vinícola si luego se permite que su representación en el espacio público desaparezca entre la dejadez y el olvido.

Es urgente que se restauren si es necesario y que se les dé el reconocimiento que merecen. De lo contrario, seguirán siendo un recordatorio de la hipocresía con la que se trata el patrimonio en esta ciudad, donde los discursos sobre tradición y cultura se desmoronan ante la realidad del abandono.

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