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La lectura de Jon Fosse (Haugesund, Noruega, 1959), flamante Premio Nobel de Literatura 2023, ha sido calificada de hipnótica. Ciertamente, las páginas de su obra ‘Septología’, dispuesta en siete apartados, se beben sin solución de continuidad. El volumen que acaba de editar De Conatus reúne los tres títulos que la integran: “El otro nombre, I-II”, “Yo es otro, III-V” y “Un nuevo nombre, VI-VII”. Narra la historia del pintor Asle, a través de un casi constante monólogo durante varios días previos a la Navidad y que conduce al lector por los hitos de la vida del protagonista. Esta perspectiva interior no se abandona ni cuando los personajes y hechos del presente interpelan al narrador o irrumpen en su evocación del pasado.
Se trata de una novela de marcado carácter existencial que remite a autores como Henrik Ibsen o Samuel Beckett, pero también al místico medieval Maestro Eckart y al filósofo Friedrich Nietzsche. Asle es un sexagenario viudo, convertido al catolicismo por su mujer Ales, a la que quiere guardar fidelidad aun después de su muerte. Tuvo problemas con el alcohol, pero el amor y la fe le hicieron salir del alcoholismo. Asle tiene además un amigo que se llama igual que él, se le parece y también es pintor y alcohólico, aunque sin fe que le ayude a vencer su adicción. Una especie de alter ego. Esta duplicación homónima y de parecido físico se da también con Guro, nombre de una mujer que reside en la ciudad de Bjørgvin —adonde se desplaza el artista, desde el fiordo donde vive, para realizar sus exposiciones— y, a su vez, de la hermana del vecino que le invita todos los años —aunque Asle siempre rehúsa— a pasar con ellos la Navidad. Inquietante misterio, como otros que salpican la trama y no terminarán de ser desvelados, porque la vida es un enigma sin descifrar.
La novela de Fosse está escrita sin un solo punto ortográfico. En excepcionales momentos de extrema intensidad llegan incluso a desaparecer las comas. Estos recursos propios de la literatura que fue llamada experimental o de vanguardia, sabiamente utilizados, como es el caso, lejos de entorpecer la comprensión del texto, consiguen un resultado sensacional.
La narrativa de ‘Septología’ es absolutamente envolvente, atrapa al lector, introduciéndolo en un mundo íntimo y personal, de personajes verosímiles y acciones en las que se identifica el drama de la existencia. La prosa rítmica que constatamos supone un esmerado trabajo de traducción por parte de sus reconocidas traductoras, Cristina Gómez Baggethum y Kirsti Baggetum. Todo ello hace que la novela pueda leerse como un largo poema. Su discurso profundo, de latente humanidad, acoge reflexiones sobre el arte, la religión, la gracia, el amor, la soledad, la amistad, las adicciones, la incomunicación, la bondad, la muerte, la nada, Dios…, en suma, sobre los trágicos límites del ser humano y su afán de trascendencia.
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