Gaspar Garrote Cuevas

Con el perpetuo socorro de la Virgen

Tribuna libre

23 de octubre 2018 - 01:37

"El ejercicio de la medicina es noble y egregio en sumo grado, tocando también algo a lo religioso: pues quienes curan los cuerpos, han de mirar por la salud y la vida de todos los hombres, y cuando se esfuerzan en sanar una enfermedad, suavizan los dolores y sufrimientos del alma. Por ello los médicos desempeñarán su oficio más eficazmente cuanto más esclarecidas sean sus dotes y virtudes". A renglón seguido de estas hermosas palabras en las que se identifica a quienes ejercen la Medicina con la virtud de la prudencia, la delicadeza, la entrega constantes y la caridad, Su Santidad el Papa Juan XXIII ratificaba el 14 de febrero de 1962 poner a la profesión médica bajo la advocación de la Virgen del Perpetuo Socorro. Con anterioridad y a la vista de la intercesión en alza que los sanitarios buscaban en la Madre de Dios ante las situaciones de dificultad que les deparaban las duras campañas militares, la Sanidad castrense ya había solicitado y recibido en 1926 la autorización canónica de la Santa Sede para tener el patronazgo la Virgen.

Su famoso icono bizantino representa a nuestra Patrona con su hijo, un niño crecido, en brazos. Los arcángeles Gabriel y Miguel ofrecen a Jesús los instrumentos con los que padecerá su Pasión. El niño, asustado, busca protección en los brazos de su Madre. La leyenda más extendida asegura que la imagen original fue robada en Creta y trasladada hasta Roma para ser vendida. Una vez allí, la propia Virgen María se habría aparecido en sueños a varias personas, a las que habría confiado su voluntad de ser venerada en la iglesia de San Mateo, en Roma, donde fue entronizada el 27 de marzo de 1499. Cuando en 1798 las tropas napoleónicas entran en la ciudad y destruyen el templo, la imagen es salvada y escondida por los agustinos. El 19 de enero de 1866 vuelve a ser exhibida en la nueva iglesia de San Alfonso, muy cerca de la basílica de Santa María la Mayor.

En 1867 llega a España una primera reproducción del icono para ser expuesta en la localidad conquense de Huete, donde por entonces residía la fundación redentorista en España. Hoy se la encuentra por doquier tanto en iglesias y templos como en instituciones, residencias y hogares como muestra de la extendida devoción que su culto despierta.

La Virgen del Perpetuo Socorro es amplio objeto de devoción. Es la más venerada en Rusia y lugares tan distantes entre sí como Singapur, Bombay o Baclaran en Filipinas reúnen decenas de miles de devotos en torno a la Novena a Nuestra Señora, a la que Haití rinde honores de santa Patrona.

La Virgen del Perpetuo Socorro es Patrona oficial de entidades públicas, de colectivos profesionales como los corredores de seguros o los médicos, que junto a la Sanidad Militar celebran su festividad cada 27 de junio.

Pero volvamos, para el final de estas líneas, a la imagen que la representa. Ante ella, nos acoge su mirada profunda y dulce. El refugio que representa para su Hijo es a la vez la expresiva maternidad extendida a todos los hombres y mujeres. Es el socorro perpetuo a las tribulaciones o el sufrimiento de la humanidad, el auxilio ante la soledad que acude ante el desamparo como nuestra poderosa mediadora.

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