La portada de Andrés de Ribera

La monumental portada de Andrés de Ribera en la Cartuja está en serio peligro. Muy serio. Ha empezado su cuenta atrás y si no hacemos algo veremos cómo se pierde. Las grietas que la tienen herida de muerte empezaron a partirla de manera exponencial hace unos años, los que coinciden con la liberalización del peaje de la autopista: el cada vez mayor tráfico- sobre todo el pesado- y las vibraciones que parece se irradian desde la rotonda cercana pudieran ser algunas de las causas de su enfermedad.

No es que vaya a colapsar mañana, pero el criterio experto aconseja intervenirla ya. Primero, apuntalarla y asegurarla, hoy mejor que mañana, después, consolidarla y aplicarle la medicina que necesita. Las administraciones son conscientes de ello y se espera puedan colaborar en sanar al paciente moribundo. Si no pudieran llegar a tiempo porque no esté entre las prioridades de la agenda pública, queda el comodín ciudadano. Muchos de ellos empiezan a conocer nuestro maravilloso y único patrimonio de la Cartuja; son un poderoso aliado para recaudar los fondos necesarios y para pedir de las administraciones la ayuda necesaria para salvarla.

Cuando la orden de San Bruno llegó a Jerez a finales de los cuarenta del siglo pasado -después de una ausencia de más de cien años- encontraron una Cartuja destruida y expoliada. Una pena. Fueron las familias jerezanas las que ayudaron a recobrar en parte el esplendor del pasado, no en su totalidad- ya imposible-, pero sí a dignificarla para las generaciones venideras.

Ahora le toca a ésta de las primeras décadas del nuevo siglo movilizarse y arrimar el hombro, ayudar con la actuación urgente y colaborar con su coste, algo más de un millón de euros. Si no hacemos nada, se caerá a nuestros pies sin recuperación posible y siempre lamentaremos lo que pudimos haber hecho y no hicimos.

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