Visto y Oído
Broncano
La arquitectura de las primeras décadas del siglo XVII se caracteriza por esas líneas sobrias y tardomanieristas que se vieron en la casa situada en la plaza de San Marcos. La portada del palacio de los Ponce de León, eclipsada por el extraordinario ventanal esquinado renacentista, consta documentalmente que se labró antes de 1643. Bajo gruesas capas de cal emerge una estructura de cierto porte, con segundo cuerpo enmarcando al balcón. Como en el caso anterior, aparecen la típica orejeta y una serie de ménsulas. La estética resulta no muy distante de la del gran maestro local de esos años, Antón Martín Calafate.
En busca de la huella dejada por éste en la arquitectura doméstica salimos del intramuros y nos dirigimos a la collación de San Miguel. A Martín Calafate se han atribuido las casas 15 y 17 de la Cruz Vieja, dos inmuebles que se conciben, de manera muy singular, como un proyecto unitario, aunque con distintos propietarios. También aquí se cuenta con algunos datos. Si la número 17, que posee inscripción en su fachada con el año 1646, será edificada por Juan Lorenzo de Fuentes, la número 15 perteneció en origen a Pedro Franco de Gallegos y se le puede suponer una misma o similar cronología. Esta última tiene una portada donde ya podríamos hablar de un resultado barroco, aunque se parta de una base manierista. Llama la atención por su imaginativo diseño y por la mayor búsqueda del movimiento, el contraste de volúmenes y la ornamentación. Así, sobre la puerta una moldura de dibujo zigzagueante se combina con una plástica cartela coronada por una concha. A los lados, las pilastras corintias se recubren en sus fustes por círculos entrelazados, incorporan ménsulas y una decoración vegetal aún seca y plana. Soluciones que se desarrollarán en la segunda mitad del XVII en trabajos como los de Diego Moreno Meléndez.
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