Visto y Oído
Emperatriz
Para cualquier ciudadano medio- aunque no haya estudiado leyes- que conozca los resortes de las democracias liberales y los fundamentos del Estado de Derecho, ésta ha sido una semana negra. El pronunciamiento del Constitucional sobre los ERE de Andalucía es el primer ejemplo. 16 magistrados desde la Audiencia Provincial al Supremo pasando por el Superior de Justicia dijeron lo que todos conocemos. Ahora, el Constitucional da un vuelco dramático y oportuno a esta historia. Para eso está el TC, podrá pensar cualquiera. Pues no, para eso no está, su función no consiste en revisar las sentencias del Supremo.
Sepa que la ponente que firma la sentencia fue condecorada por el expresidente Griñán, dos de los magistrados –que hicieron carrera judicial en un evidente caso de puertas giratorias- trabajaron para la Moncloa o para la Junta; el magistrado Conde-Pumpido que se abstuvo en la causa cuando lo era del Supremo, ahora vota sin pudor alguno.
El segundo caso es el de la esposa del presidente, que entra en Plaza de Castilla con el nivel de seguridad de un jefe de Gobierno sólo para evitar una foto, que tiene a diferencia de cualquier otro ciudadano a todo el aparato del Estado a su favor; el más vergonzoso el del Ministro de Justicia haciendo una encendida defensa en vez de mejorar los maltrechos medios de la Justicia en España, dando por hecho que no existe caso, prejuzgando algo que no le corresponde y lo que es peor, insultando gravemente a un Juez de Instrucción que no se doblega.
El abogado de la investigada, en los informativos principales poniendo a parir al instructor sin que este le pueda contestar y el coro de ministros -algunos de ellos magistrados- vulnerando los principios que prometieron defender.
Todo por el maldito poder y por vencer en el relato, que parece que es lo único que les importa.
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