Esa Serranita hermosa

Entrando en agujas

29 de enero 2025 - 03:04

Los grandes acontecimientos magnifican realidades que si no fueran por ellos pasarían muy desapercibidos o sólo se quedarían en la intimidad de lo cercano. La Procesión Magna de Sevilla, con motivo del Congreso de Hermandades y Piedad Popular, sirvió para muchas cosas. Para engrandecer, aún más, la propia ciudad, para revalorizar el saber estar del pueblo, para descubrir maneras insólitas de las hermandades de la ciudad que se ponían en la calle en fechas tan raras, para saber del poder organizativo de una ciudad acostumbrada a grandes eventos... pero, también, para descubrir que existía un pueblo en la ribera del Río, viejo, sabio y con una tradición arraigada y ensolerada en las bodegas del tiempo. Lora del Río, mi querida Lora, donde hice los seis cursos del antiguo Bachillerato, donde tengo grandes amigos y una familia a la que quiero con pasión porque ella me quiere todavía más.

Allí aprendí a ser y a sentirme loreño porque como decía Max Aub’ uno es de donde ha hecho el Bachillerato’. El pasado ocho de diciembre Lora y los loreños enseñaron al mundo cómo se es y cómo se actúa en loreño en cualquier lugar, exuberante, pasional, diferente, único... loreño sin más. El transcurrir de la Virgen de Setefilla fue de lo más distinguido, veraz, consciente y personal de cuanto se vio en las calles sevillanas. Muchos tontos de capirote, en medio de su soberana estulticia no lo vieron así y hasta lo reprocharon ¡Pobres equivocados!

El domingo pasado, la Virgen de Setefilla, la Serranita Hermosa, volvió al santuario como sólo Lora sabe llevarla. No era el día más apropiado pero como la Virgen había sido llevada al pueblo, años antes, por una pertinaz sequía, volvió al Santuario como era de esperar, bajo fuertes chaparrones. Antes había dado al mundo la más soberana lección de piedad y fe popular. La Virgen, Lora y los loreños en estado puro. Sentido religioso a la manera de Lora. ¡Viva la Virgen de Setefilla!

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