El parqué
Álvaro Romero
Descensos moderados
El barrio ha sido durante siglos la célula urbana más próxima al ciudadano. Es el área donde se establecen los primeros vínculos entre las personas y donde se tejen las redes sociales que definen la identidad particular de cada individuo.
Es en él donde reproduciendo las costumbres y los modos de sus mayores la persona prospera. Por otro lado, es en el barrio donde el ser humano tiene el primer contacto con lo urbano. Es allí donde conoce la tremenda complejidad y conexión que existe entre las distintas actividades humanas. Donde aprende como se organizan los ciudadanos para establecer en un espacio común el inmenso laberinto de vínculos que se establecen entre ellos. Y donde conoce las particularidades que deben cumplir sus viviendas, sus templos, sus plazas, calles y zonas verdes para que estas ligaduras y conexiones se desarrollen con éxito.
Pues bien, como consecuencia de este global aprendizaje nace lo que hemos dado en llamar el "talante del barrio". Que no es otra cosa que aquello que identifica a los vecinos e infraestructuras de un distrito y lo diferencia de otros. Es su ADN cultural, su idiosincrasia particular. El barrio de Santiago de Jerez de la Frontera, ni que decir tiene, posee un talante especifico muy propio que hay que preservar.
Pero no debemos olvidar que, ineludiblemente, el paso del tiempo se irá llevando a los antiguos vecinos que habitaron en él y con ellos se marcharán las viejas costumbres, los antiguos gustos, las pasadas modas, las añejas culturas. Y los huecos que vayan dejando los que se marchan serán ocupados por nuevas personas, quizás de otros barrios, regiones, nacionalidades o culturas. En cualquier caso, estos nuevos vecinos traerán con ellos nuevos hábitos, nuevos usos, nuevas necesidades que irán alterando el característico y tradicional talante del barrio hasta hacerlo desaparecer en su totalidad.
Por otro lado, es importante que sepamos que la cultura ocupa, cada vez más, un lugar destacado en el desarrollo de las ciudades y que es utilizada de forma creciente como instrumento de renovación ciudadana. Es por lo tanto loable que los vecinos de un barrio evolucionen, crezcan en su cultura y en sus necesidades y hasta que adapten sus costumbres y modos a los nuevos tiempos. Y es plausible que en esa evolución desechen parte de su bagaje y lo sustituyan por uno nuevo de más moderna utilidad. Es bueno que eso pase, incluso, con su infraestructura, con su arquitectura o su urbanismo. La rehabilitación de zonas urbanas a través de iniciativas culturales es una fórmula que ha funcionado en muchas ciudades europeas y como no, supone también una oportunidad para Santiago.
Sin embargo y especialmente en este barrio se debe tener sumo cuidado en que a causa de una desordenada evolución cultural se diluya su talante.
Para evitarlo, en este juego de renovación y preservación, debería estar empeñada la corporación municipal, pues solo a través de ella se puede reactivar la economía, el comercio, la seguridad ciudadana, la igualdad, el urbanismo, la vivienda y el desarrollo del barrio en general sin alterar estas condiciones. También debería estar involucrado el propio barrio pues es el beneficiario primero de esta transformación. Y, como no, también la asociación 'Jerez por Santiago' que para ayudar a alcanzar este fin ha firmado un Convenio Marco de Colaboración con Reale Foundation en él que se establece que esta última firma subvencionará el total coste de tres talleres: taller de teatro, taller de pintura y taller de bordados de realce que tienen como objeto ayudar a la evolución y preservación referida.
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