Helena Arriaza

Cuando el trabajo es la mar de casero

De corazón

05 de marzo 2022 - 01:35

Teletrabajar. Esa palabra que llegó a la vida de muchos hace ahora dos años pero el concepto que viene de lejos. Y que muchos, a simple vista, consideran una suerte. Que sí, que tiene sus cosas positivas. Poder conciliar ciertos aspectos de la vida familiar, no tener que hacer un trayecto hasta el lugar de trabajo en un día de frío o lluvia, estar siempre en casa para recibir los pedidos que trae el repartidor, que suele aparecer justo en ese momento en que nos ausentamos un segundo, o dar el salto a la cocina, a la cama o a la ducha en tan solo unos segundos.

Sí, son algunos de esos privilegios que aporta como supimos desde el confinamiento. Pero el teletrabajo también es sinónimo de incomprensión y soledad. Quienes tienen experiencia en el trabajo autónomo de ubicación habrán escuchado muchas veces eso de "qué suerte trabajar desde casa". Pero, por supuesto, no es oro todo lo que reluce. Lo que sucede es que la parte difícil de gestionar, solo la ven quienes la sufren y pocos logran entenderla.

Teletrabajar es también duro: es estar solo durante horas y horas con la única compañía de un ordenador y, en el mejor de los casos, de un chat en el que hablar con compañeros a los que a veces no llegas ni a conocer más allá de lo virtual.

Teletrabajar es sinónimo de tener que habilitar en casa un lugar dedicado a ello o de convertir la mesa del comedor, el sofá y hasta la cama, en la oficina.

Teletrabajar es hacer el esfuerzo de quitarte el pijama y ponerte un look como si fueras a una oficina para sentir que eres persona. Teletrabajar es quitarte la pereza y salir a la calle antes o después de la jornada laboral para sentir que hay mundo ahí fuera y que rompes con la rutina laboral sin enlazarla acto seguido con la personal.

Teletrabajar es tener que tomarte muy en serio la vida social para, aunque sea de vez en cuando, ver una cara con la que hablar. Teletrabajar equivale a que se piensen que si tienes niños en casa te puedes ocupar de ellos todo el rato. Teletrabajar es que te digan que ahora que, estás tanto tiempo en casita, tengas un perro como si te pudieras ocupar de él a todas horas.

Teletrabajar es ver algunos gastos aumentados teniéndote que hacer tú y solo tú cargo de ellos. Teletrabajar es que puedan dudar de ti porque aunque cumplas con creces tus objetivos, no se fían de qué estarás haciendo en el tiempo de trabajo puesto que no pueden verte.

Por eso, si no eres de los que teletrabaja, nunca está de más reclamar un poco de empatía, solidaridad y comprensión hacia los teletrabajadores.

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