Opinión
Carlos Navarro Antolín
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El Gobierno andaluz ha comenzado a hacer política este martes, la rebaja fiscal gustará más o menos, pero su repercusión será el hilo argumental de esta legislatura. Más allá del impacto que estas medidas tendrán en el bolsillo de cada andaluz -que serán muy distintas en función de sus rentas y de su actividad económica-, el Gobierno del PP y de Ciudadanos intentará mejorar el entorno de competitividad de la región. Con unas de las rentas más bajas por habitantes de España, Andalucía no es competitiva ni en fiscalidad ni casi en salarios, lo que no deja de ser un obstáculo para dar ese salto relativo que mejore su posición respecto a otras comunidades. Ésta es la causa de que Andalucía no despegue en términos relativos, lo que ahora se verá es si esta solución es válida.
Ésa es la apuesta de este Gobierno, diferenciarnos respecto a la media y enviar un mensaje a los inversores. El efecto negativo es que la recaudación puede bajar y, con ello, la financiación de los servicios públicos, que ha sido la gran bandera del PSOE en las pasadas legislaturas. Por eso se hace política, se marcan las diferencias. No obstante, en tiempos de bonanzas como los actuales, con la recaudación fiscal aumentando por el crecimiento económico, esto no se notará en los primeros ejercicios. El ejemplo de la baja fiscalidad de Madrid no es la correcta, ya que la comunidad compensa, y con creces, sus bajos impuestos con una tremenda recaudación debido al efecto capitalidad. Ya se verá en Andalucía.
La rebaja fiscal se traduce en 235 millones de euros cuando esté completada al final de la legislatura, que pasarán desde la Administración autonómica a los ciudadanos. Del total, 85 millones de euros corresponden a la bonificación de las herencias más notorias, ya que el primer millón de euros heredado ya estaba libre de pago, y a las donaciones. Esto último no es un aspecto menor, donar a hijos en vida puede ser a partir de ahora una mejor solución.
Respecto a la bajada del IRPF, casi todos los tramos bajan medio punto, pero el máximo es el más beneficiado, ya que se le recortan tres puntos. No todos los bolsillos lo van a notar del mismo modo. Otras rebajas, como el que carga las hipotecas (actos jurídicos documentados), van a beneficiar a las clases medias y a las parejas que compren su primera vivienda.
Esta rebaja fiscal se suma a las del último Gobierno socialista, que ya aplicó un serio recorte al impuesto de sucesiones y un descenso menor al tramo autonómico del IRPF. Sólo en sucesiones, en 2018 se recaudó 71 millones menos que en 2015. En este sentido, las últimas políticas fiscales de los socialistas no difieren mucho de las actuales populares. Y es que el PSOE, como hará el PP, confiará en que una mejora de la financiación autonómica, que es una decisión estatal, compense estas alegrías.
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