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Por montera
Asistir a una comparecencia de prensa, de las pocas que ofrecen los miembros del Gobierno de España, es un preocupante espectáculo. Lo que debería ser una asistencia continua ante los medios de comunicación para poner en su conocimiento las noticias generadas en el día, y someterse a las preguntas de los periodistas en su ejercicio profesional delata, sin disimulo, lo poco que le gusta dar explicaciones al gobierno nacional. El penúltimo esperpento de los muchos y continuos a los que asistimos fue protagonizado, una vez más, por Patxi López, el portavoz del PSOE en el Congreso. De López, de quien ya conocemos su despotismo, sólo podemos esperar a que algún redactor le haga una pregunta crítica, como para que termine increpándole, humillándole, o abandonando la sala sin responder. Esta pasada semana Patxi López dijo literalmente ante el micrófono en rueda de prensa, que estaba “harto” de que se “pasee el fantasma de ETA cuando alguien no sabe qué decir para atacar al Gobierno”. Dejando claro que, la pregunta de por qué su partido rechazó ofrecer una declaración contra los atentados de ETA en Navarra, no le gustó en absoluto. No es la primera vez que el portavoz socialista responde exacerbado a los periodistas, o que Pedro Sánchez proteste por publicaciones críticas. El PSOE se muestra en contra de la libertad de información, por lo tanto, en contra de un derecho protegido por la Constitución donde ampara en su artículo 20.1 los derechos de expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. Patxi López, el PSOE, ha pedido amparo a las asociaciones de prensa, FAPE, APM y APP, así como al Colegio Oficial de Periodistas para que les ayuden a acabar con los “ataques”. Asociaciones que, al unísono, han hecho público un comunicado que suscribe las mismas palabras y mensajes del portavoz socialista. De ellas la democracia espera que defiendan la libertad total de expresión, pero también, desde esos medios que no le gustan al gobierno como diarios digitales o youtubers. La demanda no queda ahí, sino que se extiende a diarios nacionales regando de profunda preocupación algo que no solo queda en una esperpéntica rueda de prensa, sino que nos llevaría, paso a paso, medio a medio, cerrado, apagado, callado, al silencio de la democracia que acabaría como cuando el 23F TVE puso en negro su pantalla con marchas militares.
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