La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Punto de vista
SALVO los que publican sus artículos de opinión todos los días de la semana, los demás, por lo general, tenemos asignado un determinado día. En mi caso, el jueves. Me parece bien esa rutina, porque ésta facilita el trabajo. Pero me paro a pensar que sólo es en jueves el día en que se celebran festividades religiosas, a pesar de que esa coincidencia se va reduciendo poco a poco. De los jueves, que según el dicho popular, relucen más que el sol, sólo queda el Jueves Santo, porque el Corpus Christi y la Ascensión, por determinación conjunta de la autoridad eclesiástica y del Gobierno de la nación, desde 1989 se celebran en domingo. Esto explica que año tras año y con este van once, escriba del Jueves Santo, cuya importancia aquí en Andalucía es muy grande y, por ello, no sólo es festividad religiosa, sino también civil, siendo día inhábil. Y como festividad religiosa es de las más importantes del calendario, porque se conmemora la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y, sobre todo, porque en la Última Cena, se nos dio un mandamiento nuevo: que nos amáramos los unos a los otros.
Pese a lo bueno que sería que se cumpliera, lo cierto es que este mandamiento de amor es poco observado. Quizás mis pesimistas reflexiones estén influidas por el suceso protagonizado por el piloto alemán Andreas Lubitz, que amotinándose contra su comandante, estrelló el avión en los Alpes franceses, muriendo 150 personas entre pasajeros y tripulantes. Antes de éste hubo sucesos luctuosos, que ocasionaron incluso más víctimas, como los ataques a las Torres Gemelas o la voladura del tren español en el 11-M, pero en estos dos casos los causantes fueron varias personas y éste tiene el triste privilegio de tener un solo autor.
Leo y me asombra que un fiscal francés estime que este delito debe calificarse de homicidio involuntario y no de asesinato, porque no cree que Lubitz tuviera intención de matar a los pasajeros a la hora de estrellar el aparato. Para que el caso hubiere sido asesinato -añade- "debía de haber sido consciente de que quería matar". Supongo que pocos penalistas y fiscales españoles estarán de acuerdo con esa acusación tan rebajada, porque su novia ha declarado que él le había dicho "voy a hacer algo que cambiará el sistema entero y entonces todos van a saber mi nombre y recordarlo" y añade que nunca supo lo que quería decir con ello. Ver para creer.
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