Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
Por montera
De Andalucía se ha dicho que es una España pequeña, tan singular que tiene de ella sustancia de todas las regiones. Rodríguez Marín versó: “Dios puso en nuestra Andalucía cielo, suelo y entresuelo, todo lo que tenía que poner. Hizo cuanto supo, y rompió el molde”. Grandes autores con mayor o menor acierto han encontrado en Andalucía sus más ambiciosas inspiraciones. Andalucía es tierra, mar, cielo, sol, alegría, compás, arduo trabajo… y su gente. Toda esa gente hace que esta región sea hermosa, envidiable, rica, única y, aún, ante sus defectos el andaluz le echa un poco de sal y arte para disimular la fealdad que pueda encontrarse. Por eso es incomprensible que esta ingente labor social sea castigada con los datos que rebela, otra vez, el INE que vuelven a colocar a 24 de nuestros municipios entre los 30 más pobres de España. No es aceptable que el argumento de que es un problema estructural se convierta en un asunto irreparable. La pobreza se debe a la desigualdad. África es más pobre, pero España tiene más desigualdad. La desigualdad se paga con sociedades disfuncionales. La carencia de estudios condena a los nescientes a ser pobres. Empeora y reduce la esperanza de vida. Son las malas políticas las que generan desigualdad. Las extractivas, teoría de Acemoglu y Robinson, es de los poderes que quieren controlar las instituciones para enriquecerse a expensas de la sociedad. Son necesarias instituciones económicas inclusivas que otorgan libertad a las personas para perseguir sus vocaciones. Hay que crear un sistema de valores, los que influyen en la forma de tomar decisiones. Para ello, como afirma Stace Lindsay, las decisiones que toman los individuos son un resultado de modelos mentales. Esos en los que sólo el individuo es capaz de gobernar para que nadie piense por él o retuerza el sentido de su vida. No, no podemos tolerar que nos conviertan en pobres. Hay que fortalecer nuestra capacidad de pensar libremente para sentirnos seguros y alcanzar las metas dignificantes. No es un problema del clima, durante décadas se creó una estructura fallida. Según Maia Green, la pobreza absorbe a la gente en su interior, y a su vez, la gente deviene parte de la pobreza y es desprovista de sus características humanas. Green ve la pobreza como un objeto en el cual todas las relaciones sociales se ven oscurecidas. Hay que erradicarla de todos los rincones de Andalucía por igual con políticas proactivas y la cooperación voluntaria de todos los andaluces.
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