Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
¿Por qué nadie debe faltar el próximo sábado 28 al Pregón de los Reyes Magos?
La esquina
1todo es posible. Reúne lo peor de lo imaginable: xenófobo, machista, grosero, hortera (¡hay que ver la decoración de su ático!), aislacionista, maleducado, partidario de la tortura, admirador de Putin... Y se ha convertido, por voluntad popular, en el presidente de la nación más poderosa del planeta.
2. ¿Cómo ha ocurrido? Porque Donald Trump ha sabido canalizar a su favor el malestar, el miedo y la rabia de la mitad de la población USA más castigada por la globalización, la deslocalización industrial y la crisis. Hombre, blanco, mayor de 45 años, de baja educación y habitante de pueblos y ciudades pequeñas: he ahí el votante medio de Trump.
3. Hillary, mala candidata. La demócrata se ha revelado como una opción de fracaso. Su mochila pesaba demasiado, como le pesaban su estricta identificación con el establishment, la fría ambición que ha marcado su vida y su pertenencia a la élite dominante contra la que se levantado una ciudadanía hastiada. Incluso ha empeorado los resultados de Obama entre el pujante electorado latino.
4. Populismo de libro. Trump ha seguido al pie de la letra el manual del buen populista añadiendo de su cosecha el componente histriónico y mediático que enamora a una sociedad que todo lo transforma en espectáculo. En Trump no hay ideología, sino mentira y exageración, manejo de los sentimientos y emociones, división del mundo en buenos y malos y simplificación de los problemas complejos. Con éxito.
5. La marea. Si un tipo así gana las elecciones más importantes del mundo, ¿por qué no va a ganar Le Pen en Francia y los de Farage en Reino Unido o se van afianzar los de la Alternativa para Alemania? Todos han construido su discurso sobre una base que ha sido la fundamental en el triunfo de Trump: el rechazo al otro, el temor a la invasión extranjera, la competencia de los diferentes en tiempos de carencias, restricciones y desesperación.
6. Lo que hará y lo que no. El partido republicano, y no Donald Trump, domina las dos cámaras del Congreso. No le dejarán cumplir sus promesas-amenazas más radicales, como el muro en la frontera con México o la expulsión de once millones de irregulares. Pero se cargará la reforma sanitaria de Obama, reforzará la mayoría conservadora en el Supremo, revisará el funcionamiento de la OTAN, se cargará los acuerdos de libre comercio y dejará de combatir el cambio climático. Mal asunto.
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