Mikel Lejarza

Ayuso, Pablo Motos y el río

Quizás

Ayuso es como Trump, vive en el mensaje de "Madrid Primero" y la idea de una sociedad repleta de bares

09 de abril 2021 - 01:34

George Lakoff es un profesor norteamericano de lingüística cognitiva conocido mayormente por su tesis sobre cómo las vidas de todos nosotros están influenciadas por las metáforas que usamos para explicar fenómenos complejos. Su afirmación básica es que nuestra comprensión de la realidad se estructura mediante metáforas que constituyen el marco conceptual desde el que el mundo se nos hace comprensible. En su libro más conocido, No pienses en un elefante, cuenta como uno de los logros más importantes de los comunicadores de derechas consiste en equiparar a los impuestos con la pérdida de libertad. Así cuando un político habla de bajar impuestos eso se traduce como un avance de la libertad. O lo que es lo mismo, que quienes defienden la necesidad de contribuir a que haya universidades, hospitales, servicios públicos, son enemigos de ésta.

Quizás la presidenta de Madrid no haya leído a Lakoff, pero conoce la teoría. Agarrada al argumento de que ella garantiza la defensa del sector de la hostelería; idolatrada por usuarios y trabajadores de todos los bares del país; convertida en la heroína insurrecta ante el bloque "comunista"; camina con su discurso populista hacia un triunfo por goleada. Ella es la libertad y los demás la oscuridad. Jóvenes de talante progresista, pero hartos del confinamiento; mayores de vocación conservadora cansados de la ineficacia del Gobierno de izquierdas y ancianos asustados por los gestos del teatral Iglesias se disponen a encumbrar a alguien que preside la única comunidad autónoma donde aún no ha habido ayuda directa alguna para nadie, con uno de los índices más altos de contagio de todo Europa y con un discurso de insumisión ante las políticas de Estado que en ocasiones supera al del nacionalismo catalán o vasco. Ayuso es como Trump, vive en el mensaje de "Madrid Primero" y su gestión avala la idea de una sociedad repleta de bares y vacía de investigación, industria o cultura. Pero su falta de consistencia en lo esencial, la gestión, no parece problema alguno ya que ha logrado identificar su figura con la idea de "libertad" y porque trasmite autenticidad incluso cuando miente. Por el contrario, en la orilla de enfrente habita Iglesias de quien ya sabemos que más que aspirar a presidente de Gobierno, su sueño consiste en ser el sustituto de Pablo Motos. En medio, arrastrados por la corriente, buscan mantenerse a flote quienes sólo tienen de su parte lo razonable. Escaso argumento para ganar unas elecciones en los tiempos que corren.

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