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CUALQUIER entrega de premios es una auténtica oportunidad para que las grandes marcas de diseñadores hagan publicidad gratis 'a costa' de las estrellas invitadas. Pues bien, me parece a mí que este año poco van a vender con el despropósito de diseños que la madrugada de ayer pisaron la alfombra roja en los Globos de Oro. Nunca dejará de sorprender ese demonio que acompaña el ego de actrices y actores para acaparar más flashes, ya que el resultado, lejos de ser gratificante, es el de verdaderas bellezas embutidas en trajes imposibles de llevar y que humillan la vista y el buen gusto. Salvo alguna excepción, parecía más una gala de Razzies del diseño que una entrega de premios a la ficción. Hablando de los galardonados en sí, contrastó la poca sorpresa en cuanto a los filmes con algún que otro premio totalmente descabellado en la materia de series. Pero bueno, lo importante es participar (y vestir bien).
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