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Diario De las artes
DESDE su apertura, aquel marzo de 2012, coincidiendo con el Bicentenario de la Promulgación de la Constitución de 1812, el Espacio de Creación Contemporánea, ECCO, no sólo ha aportado a la infraestructura expositiva de la ciudad de Cádiz un espléndido conjunto de espacios de infinitas posibilidades museográficas sino que, también, se ha convertido en uno de los Centros de Arte Contemporáneo más activos y con más dinamismo de cuantos hoy existen, contando con una amplia y diversa programación en la que tienen cabida los argumentos más variados y abiertos de la creación más inmediata. Desde su inauguración los proyectos más comprometidos se han hecho presentes en el felizmente rehabilitado antiguo Cuartel de Artillería del paseo Carlos III de Cádiz. Entre estos se encuentran HALL, un programa que tiene por objeto apoyar la producción de propuestas 'site specifics' -intervenciones artísticas realizadas para un espacio determinado -. De esta manera, el vestíbulo principal del antiguo edificio cuartelero acogió anteriormente la obra de los hermanos Mp & Mp Rosado Garcés, a la que ha sucedido la inquietante instalación del artista granadino Roberto Urbano titulada 'Desbordamiento. Balcón Negro'. Visualmente la pieza, de gran belleza plástica y máxima pulcritud compositiva, está formada por una gran persiana negra que se destaca de un pequeño balcón ciego dispuesto en una pared del hall del ECCO; dicha persiana rebasa los límites del propio balcón y se expande por una parte del espacio que ocupa la pared llegando y extendiéndose por el suelo. En un más amplio sentido interpretativo, la bella pieza del artista granadino nos plantea un proceso de identidades. Por un lado centra el trabajo en formas cercanas, extraídas de un estamento social inmediato, popular y hasta cotidiano que pierden su habitual estamento significativo al ser manipuladas y dotarlas de un nuevo sistema visual: la persiana se extiende y abandona su habitual disposición y su propia realidad de estricta utilidad. Al hacerlo y entrar en una nueva dimensión, esa utilidad deja de tenerla y la inutilidad en la que se adentra, la convierte en objeto artístico. Todo lo cual nos conduce por una dualidad conceptual, utilidad-inutilidad, planteando una serie de interrogantes que dejan en suspenso una única vía interpretativa para someter al propio proceso artístico a ese expectante compromiso del arte como objeto útil, valioso, inútil, imprescindible o absolutamente prescindible y, por tanto, totalmente innecesario.
La obra de Roberto Urbano, a parte ya de su inquietante desarrollo conceptual que la envuelve, nos hace participar de una realidad artística superior. Su "balcón negro" es una pieza eminentemente bella, estructurada con un minucioso sentido plástico y estético que la hace verdaderamente atractiva, situando su esencia compositiva y significativa casi en aquellos bellos poemas visuales que Joan Brossa elevó a la máxima categoría artística.
Roberto Urbano se nos presenta como un artista total; un artista que no deja nada al azar, que plantea una obra llena de carácter, sentido artístico y profunda emoción plástica. En su trabajo encontramos belleza exterior, rigurosidad creativa y sabia distribución organizativa y espacial. Al mismo tiempo es un artista que asume, desde esta pulcra conciencia estética, altos compromisos conceptuales, dejando que los elementos compositivos abandonen su realidad física para que adopten inesperadas dimensiones significativas.
Este apasionante poema escultórico que, desde la pared principal del hall del Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz, se expande buscando nuevas identidades nos pone en la sintonía de un joven creador que - no como casi siempre ocurre -, yuxtapone y conjuga a la perfección el contenido y el continente, sabiendo descontextualizar la forma para que adquiera un nuevo y profundo fondo conceptual.
Muy buen proyecto el que promueve Lorena Benot en un Centro de Arte que, con su amplia programación, nos conduce por los abiertos caminos de una creación que no se detiene en una única propuesta.
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