Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
La ciudad y los días
Lo americano era lo mejor. ¿Mecheros? Ronson. ¿Tabaco? Chester, Lucky o Camel sin filtro. ¿Medias? De nylon. ¿Plumas y bolígrafos? Parker. ¿Corte de pelo? Al cepillo. ¿Pantalones? Vaqueros con los bajos vueltos. ¿Neveras? Westinghouse. ¿Películas? De Hollywood. ¿Coches? Las inmensas máquinas con mullida suspensión. ¿Cocinas? Las grandes y blancas que salían en las películas americanas, como soñaba la pobre Betsy Blair en Calle Mayor. ¿El hombre que todos los hombres querían ser? Gary Cooper o Gregory Peck. ¿El hombre que todas las mujeres querrían amar? Marlon Brando o Paul Newman. ¿La mujer que todas las mujeres querían ser? Elizabeth Taylor o Grace Kelly. ¿Las mujeres que todos los hombres querrían amar? Rita Hayworth, Marilyn Monroe o Ava Gardner. ¿Para bailar? El swing, el rock & roll y el twist. ¿Épica y aventura? Los horizontes ilimitados de las películas del Oeste que encantaban a los padres y a las que jugaban todos los niños con sus pistolas de mistos y sus flechas con chupón. Hasta Franco admiró un país que convirtió un general en presidente y -para colmo- le visitó en Madrid.
En los años 50 y los primeros 60 todos -menos los comunistas- queríamos ser americanos, admirábamos América, confiábamos en América. Cosa de Hollywood y sus sueños, tal vez; pero no solo. Era la tierra del bienestar, la prosperidad, la igualdad de oportunidades, las libertades y la modernidad. Todas las ciudades españolas se llenaron de cafeterías que se llamaban California o Nueva York.
En aquellos tiempos tuvo mucho éxito una comedia de Tony Curtis y Dean Martin llamada Boeing Boeing, eficaz publicidad de los aviones que tenían el sello de la eficacia y la seguridad propias de todo lo americano. Pero desde finales de los años 60 ese imperio se desmorona. He recordado aquella película, y lo que representaba como imagen del American Way of Life, al leer que la Unión Europea cerró ayer todo su espacio aéreo a los aparatos Boeing 737 MAX 8 tras el accidente del pasado domingo en Etiopía (157 víctimas), que se suma trágicamente al que otro Boeing idéntico sufrió en Indonesia hace cinco meses (189 víctimas). Lo que ha provocado que la compañía haya perdido 25.000 millones de dólares en bolsa en los dos últimos días.
Otro sueño americano roto. Con Trump -el peor presidente de la historia de la Casa Blanca- como el emperador Commodo de esta caída del imperio americano.
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