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David Fernández
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En tránsito
Veo banderas arcoíris del movimiento LGTBI en una concentración a favor de la causa palestina, justo después de los terribles ataques de Hamas contra la población indefensa israelí. Es asombroso. En Gaza, donde gobierna Hamas con mano de hierro desde 2007 –sometiendo a la población a una tiranía mil veces peor que la de Israel–, la homosexualidad está severamente castigada. Y de hecho, un comandante de Hamas fue ajusticiado en 2016 bajo la acusación de “depravación moral” (en Gaza ni siquiera se puede pronunciar la palabra maldita). ¿Tiene alguien noticia de una Gay Parade en la tenebrosa Gaza controlada por los bárbaros fundamentalistas de Hamas? ¿Hay libertad para las mujeres? ¿Se respetan los derechos humanos? ¿Existe la libertad de expresión? ¿Hay una oposición política reconocida? ¿Hay jueces independientes? ¿Hay algún indicio de que se pueda vivir con libertad? Por supuesto que no.
Pero aun así, nuestros benditos progresistas –empezando por Sumar y los independentistas– intentan justificar con torpes argumentos humanitarios la crueldad y la barbarie de unos terroristas en cuyos dominios esos mismos progresistas no podrían vivir ni dos minutos. Y que quede claro que hablo de Gaza y de Hamas, y no de la Autoridad Palestina de Cisjordania (que es un régimen mucho más tolerante). Son cosas tan evidentes que da vergüenza repetirlas. Vamos a ver: Israel reconoce los derechos LGTBI y tiene en Tel Aviv una de las ciudades más gay friendly del mundo. ¿Existen esas ciudades gay friendly en algún otro lugar de Oriente Medio? Por supuesto que no. Pero da igual. Hay que seguir repitiendo el mantra tóxico: Israel es el país opresor y hay que ondear una bandera arcoíris en las concentraciones a favor de Palestina después de los crímenes inconcebibles de Hamas.
Y eso no es todo: los movimientos feministas han hecho mucho más ruido por el beso –estúpido– de Rubiales a Jenni Hermoso que por el asesinato, secuestro, violación y vejación pública de docenas de mujeres israelíes a manos de los milicianos de Hamas. Es curioso, sí, muy curioso. Y peor aún, esa chatarra ideológica que justifica los crímenes de Hamas por pura ceguera o por puro fanatismo es la misma chatarra ideológica que forma parte de nuestro gobierno y que encima se permite darnos lecciones de moral. Enhorabuena a todos.
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