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Mientras Feijóo pronunciaba el discurso de su imposible investidura (al que ni Sánchez ni Díaz han querido contestar para escenificar su desprecio al candidato y sus ocho millones de votantes) proponiendo un programa que solo podrá llevar a cabo si gana con la mayoría suficiente las futuras elecciones, ya sea en el improbable caso de que se celebren en enero o en el casi seguro de que se convoquen tras el nuevo mandato de Sánchez cogobernando con Sumar apoyado por Bildu, ERC y Junts, no podía dejar de pensar en lo de Díaz, su plan B de los ricos, cohetes y búnkeres. Porque la señora que ha dicho estos disparates mal digeridos del libro de un gurú tan apocalíptico como integrado, visto los millonetis que lo invitan a conferenciar, es la vicepresidenta del Gobierno en funciones, la ruiseña interlocutora del prófugo Puigdemont del que Sánchez depende, con casi total seguridad será la futura vicepresidenta del nuevo Gobierno y aspira a ser la primera mujer presidenta de España.
Ayer ironizaba recordando que la literatura y el cine han contado como los ricos se han puesto desde antiguo a salvo de epidemias, choques de planetas y otros armagedones. Pero la cosa es seria. Para empezar porque poner a “los ricos” en la picota por la mera culpa de serlo, como se ha hecho con Juan Roig (Belarra: “es indecente que se esté llenando los bolsillos siendo un capitalista despiadado”) o Amancio Ortega (Lilith Verstrynge: “no es un filántropo, es un evasor fiscal”), es incompatible con una democracia liberal o socialdemócrata. Para seguir porque su delirante discurso plantea surreales interrogantes. ¿A qué planeta huirán en sus cohetes? ¿Cómo lograrán acceder al metaverso quienes opten por la huida al ciberespacio? ¿Sobrevivirán solo sus avatares? ¿Se puede salvar alguno de estos detestables inmensamente ricos de un cataclismo galáctico que destruya la Tierra o de un Armagedón medioambiental que acabe con la vida en el planeta o lo degrade hasta hacerlo inhabitable –catástrofes resumidas con elegancia y rigor científico por la vicepresidenta: “nos vamos al carajo”– encerrándose en sus mansiones-fortalezas?
Ya lo sé: esto invita a la risa y la broma. Pero congela la risa y despoja de gracia la broma que esta delirante mezcla del gurú americano, Marvel, ciencia ficción de serie B, J. J. Benítez o Erich Von Däniken refleje el rigor intelectual de la actual y futura vicepresidenta.
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Gracias, Errejón