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CON ese acierto certero para sus cosas, Cádiz ha bautizado a la pareja formada por la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, y el alcalde de la ciudad, José María González, Kichi, como los Clinton; tú a San Juan de Dios andando, yo las Cinco Llagas en el Comes. Los Clinton se reparten su poder político entre la costa oeste y el valle del Guadalquivir. El edificio de Valcárcel, antiguo colegio de internos en el barrio de la Viña, explica este ascenso. El internado cerró, la Diputación socialista, su propietaria, quiso venderlo y convertirlo en un gran hotel para Cádiz, pero a Teófila, que es del PP, no le gustó la idea de Rafael Román, así que se hizo la remolona hasta que Román se fue. La alcaldesa hizo entonces suyo el proyecto, pero la Junta, que es del PSOE, no lo veía bien en otra edición de los diálogos del rape y el besugo en las pozas de la Caleta. Y en esto que llegó el 15-M y los kichis de Cádiz ocuparon el edificio y se pusieron a dar clases gratis de inglés, de danza y a convocar comidas solidarias. Hasta que los policías los desalojaron. Ahora gobiernan Cádiz. Teresa y Kichi, dos profesores liberados de Ustea, dos militantes anticapitalistas. Cádiz festejó ayer su elección como hace unos días aplaudía a Teófila en el Corpus. Son distintos públicos, pero ambos viven en la misma ciudad, y ninguno de los dos lo entiende, ni lo hizo Teo ni parece que lo sepa Kichi.
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