La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Yo te digo la verdad
Un sobrino es a veces una puerta al mundo actual. Supongo que también lo debe de ser un hijo, pero no es mi caso. Fue un sobrino el que me sorprendió al decirme, con el gesto y la actitud más normal, que él escucha los audios de whatsapp a bastante más velocidad de la natural. “Así se gana tiempo”, me dijo. “¿Tiempo para qué?”, me interesé. “Pues para otras cosas, para escuchar otros audios –me contestó–; además, la mayoría de los audios son tonterías y así las paso rápido. Si alguien quiere decir algo importante, ya llamará”, concluyó.
Y es verdad que ese es seguramente el signo de los tiempos de ahora, en los que la pausa y la calma parecen estar mal vistas. Lo llamativo de esto es que no sé muy bien para qué nos apresuramos tanto, hacia dónde vamos tan rápidos, seguramente “corriendo hacia o huyendo de la muerte” como decía Woody Allen de los ‘runners’ que se encontraba en sus paseos por Central Park.
Por esa tendencia hacia el vértigo irreflexivo es quizá por lo que la Navidad empieza tan pronto que este año, no ya las castañas asadas, sino hasta las luces extraordinarias en las calles nos han sorprendido en manga corta. Es más extraño y digno de estudiar el fenómeno consistente en que aunque cada año comienzan antes, las Fiestas siempre acaban el mismo día. Será que soy un ‘boomer’ certificado, pero me resulta muy raro y perfectamente increíble que el ayuntamiento me felicite ya las navidades en la segunda quincena de noviembre.
Si hasta no hace mucho recitábamos convencidos el dicho de Aristóteles de que “el hombre es un animal político” quizá tengamos que empezar a cambiarlo por el más realista de que “el hombre –el occidental al menos, que es el modelo que se impone–, es un animal apresurado”. Como ya los niños no son capaces de aguardar (y amontonar su ilusión) a que llegue el día 6 de enero, les adelantamos los regalos a la Navidad; como los adultos estamos ansiosos de tener alguna alegría, adelantamos las compras, siempre las compras, con viernes negros y rebajas a todas horas; como todos anhelamos que nos quieran hacemos comidas de empresa en noviembre. Hasta ahora no hemos podido adelantar el sorteo extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional, pero sí están a la venta los billetes desde el verano.
Es de imbéciles correr para llegar al mismo sitio y a la misma hora, pero en este grado de estulticia vivimos.
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Gracias, Errejón