Enrique Gª-Máiquez

Cui prodest?

Su propio afán

Las deudas de amistad, los servicios prestados y la confianza mutua no deben cargarse al presupuesto

20 de octubre 2022 - 01:37

La incorporación a la malla del gobierno andaluz de muchos de los antiguos de Ciudadanos ha culminado con un fichaje estrella, fin de fiesta. Juan Marín será el flamante presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía con su sueldo público y sus prebendas aparejadas. Por su significación, porque él dijo que se iría y porque los andaluces no lo han votado, su nombramiento va más allá de su cargo concreto.

Oyendo a unos y a otros por la calle, parece que nadie considera este movimiento como especialmente afortunado, ni por parte de Juanma ni por parte de Juan Marín. Yo creo que ese rechazo era tan evidente que ambos personajes, que saben de política más que los ratones colorados, lo habrán sopesado bien.¿Por qué han seguido en sus trece? ¿A quién beneficia?

Desechemos el mal pensamiento de que Juan Marín, tras haber gobernado mano a mano con Juanma Moreno, tiene mucho que callar. No hay indicios de eso. Lo más probable es, sencillamente, que a Marín le venga bien el sueldo y el puesto y que Juanma Moreno esté muy agradecido a los años de leal colaboración que el líder de Ciudadanos y vicepresidente suyo le prestó. Que se lo prestó hasta el punto de regalarle sus votos.

Lo que descarta otro mal pensamiento. Que Moreno Bonilla haya captado a los líderes de Cs-Andalucía para asegurarse sus bolsas de votantes. Esas no existen porque ya las había absorbido. Sólo nos queda la lealtad de un agradecimiento sincero y la aceptación de un cargo ganado en buena lid con la obediencia al líder.

Son dos virtudes (agradecimiento y fidelidad) que me gustan especialmente. Y, sin embargo, este movimiento de ambos nos sigue resultando chocante o, más aún, feo. ¿Por qué? Pues porque transmite que las deudas de amistad, los servicios prestados, la confianza mutua se pagan con cargo con cargo al presupuesto. Yo habría visto muchísimo mejor un reconocimiento puro: una condecoración, el nombre de una avenida o de un edificio significativo, como la Ciudad Deportiva de Javier Imbroda. Así se demostraría la gratitud de Juanma y los méritos de Juan. Y de paso que la política puede ser (sobre todo si los ciudadanos así lo deciden con su voto) un lugar de paso y de servicio temporal.

Se hubiese dignificado el sufrido papel de ciudadano corriente, con su empresa o su trabajo. No se habría transmitido esta sensación de puerta giratoria e interminable que se ha impuesto en la política española.

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