Tacho Rufino

Entre el Dante y el tomante

Gafas de cerca

28 de mayo 2023 - 00:00

He rastreado por la almadraba digital una frase, hecha meme en internet con diferentes ilustraciones. No he podido dar con el original en italiano medieval, dado que la sentencia es atribuida a Dante Alighieri, quien, con tremenda cara de cardo y junto al texto, se marca un paulocoelho, una “frase de garrafón”, que dice un amigo: “Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla”. ¡Cómo ponemos nuestras manazas sobre cualquier gloria, el Dante en este caso, cuando ya yace mucho más allá de sus cenizas! No tengo ni idea de cuál es el fundamento de la conseja de autoayuda. ¿Quién reivindica, pecho al aire, su esencia inmodificable, de purísimo o purísima salvaje, inasequible a prescindir en su vida sentimental siquiera de un ápice de su ácido desoxirribonucleico o ADN, que se viene tomando por sinónimo de “personalidad”? Lo hace un listo. Dante o Tomante..., no vale la pena entrar aquí en detalles semánticos.

Una señora conocida por mí a través de la propiedad transitiva asegura que “la vida está hecha para aguantar... y para que te aguanten”. No lo tomen por resignación: ahí hay tema; toma y daca. Sin reciprocidad, sin propiedad conmutativa, no hay conjunto de fuerzas ni de amores que se mantenga en pie. James Dean de la pradera, Ava Gardner del dry-martini, ¿ustedes sólo quieren que los aguanten, impasible vuestro ademán, pero no aportáis sino chasca al activo del Balance de vuestra relación; sólo pasivos, pesos muertos? Ustedes, seres únicos, son unos libertarios también de garrafón. Estos mensajes apelando al “buen salvaje”, ostentosos del “yo, me mí, conmigo”, carecen de una virtud, la compasión (que no es necesariamente pena, sino más bien “empatía”, otra palabra perejil, como ADN). Y adolecen de un vicio: el egoísmo.

La canción de Alaska está en la línea del Dante apócrifo que nos trae: “Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaré”. “No me toques, que así soy yo, la rosa”, dicho sea con la venia celestial de Juan Ramón. Espantados, los inmodificables, los pinos inamovibles junto a la ribera, acaban, tras su dulce beca amorosa, cabizbajos por lo que tuvieron y que, a golpes de afirmación propia, descuidaron. No sé si Dante estaría de acuerdo, pero cabe proponer, bondadosamente, que quien vistió su egoísmo de libertad debe seguir buscando ambos, una vez liberado por abandono: seguir mirándose el ombligo y seguir abanderando su libertad. Cantó Sting: “Si amas a alguien, libéralo”. Terminemos con otra cita: “Sólo lo que de ti da gloria y paz a los que te rodean es digno de no ser modificado”. Frase que atribuiremos a Dante (por la cara).

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