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Tuve la suerte de verla, de lejos, en un estreno en Broadway, Nueva York, allá por los 80. Suficiente para entrever a toda una anti diva, a una señora realmente auténtica. Reconozco, sin ningún reparo, que nadie como ella me ha hecho llorar tanto en los cines. Camaleónica como pocas, recordar sus papeles es hilvanar lecciones de interpretación en esto que convenimos en llamar el séptimo arte. Porque hay que tenerlo, y a espuertas, para hacer lo que ella hace delante de una cámara. No voy a relatarles los títulos de sus películas, a quien le guste el cine seguro que los tendrá en su memoria. La actriz más discreta de Hollywood, la más querida por el público y la más envidiada por los inmensos papeles que ha interpretado. Pero hay más. Feminista comprometida, ha hablado siempre alto y claro a favor de las mujeres ya sean afganas, iraníes, latinas o afroamericanas y no se le han caído los anillos por leerle la cartilla -harta de sus abusos y bravuconadas- al mismísimo Trump cuando fue presidente. Ha luchado por mejorar las condiciones de vida y trabajo de sus compañeras actrices, guionistas, productoras o directoras, para quienes es una gran referencia, denunciando y poniendo en solfa los entredichos de la industria del cine y la televisión, claramente misóginas. Jamás ha desaprovechado un solo discurso público, de los muchos que merced a su profesión le toca realizar, poniendo su voz al servicio de los que no la tienen; ni dejado de prestar apoyo a cuantas campañas solidarias se lo han solicitado. Todo esto viene a cuento porque a Doña Meryl Streep, a sus 73 espléndidos años, le han concedido el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023. Su candidatura la presentó Pedro Almodóvar (premiado en el 2006) y fue elegida por unanimidad, convirtiéndose en la primera cineasta en recibirlo y la segunda actriz, tras la inmensa Nuria Espert. En palabras del jurado por "dignificar el arte de la interpretación y conseguir que la ética y la coherencia trascienda a través de sus trabajos". Ética y coherencia. Dos valores que han jalonado una trayectoria, vital y profesional tan impresionante como impecable. Y añadían: "tiene la virtud de subrayar que los seres humanos y en especial las mujeres deben destacar a partir de su singularidad, de sus diferencias (…) sus personajes invitan a la formación del espíritu crítico de la audiencia". Ole. En octubre andará por Oviedo y, conociéndola, estaremos atentas. No desaprovechará la ocasión para remover conciencias. Doña Meryl, enhorabuena.
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