El diván

El autor propone un viaje interior, como sano ejercicio para superar tribulaciones. Los 'medios de transporte' van desde la ayuda externa hasta a indagar por encima de los hombros

16 de agosto 2019 - 06:00

Damos importancia excesiva al qué dirán, cuando la pregunta es: ¿Me conozco a mí mismo?
Damos importancia excesiva al qué dirán, cuando la pregunta es: ¿Me conozco a mí mismo? / ©️ Jesús Benítez

Basta un espejo, para saber qué cara tenemos. Al reflejarnos sobre un cristal pulido, el alma ofrece su rostro inequívoco y la epidermis nos delata, sin trampa ni cartón. Observamos facciones, rasgos específicos externos, la apariencia orgánica y el atuendo. Es una experiencia que puede resultar agradable o decepcionante para la autoestima. Lo que no está claro es si somos como nos vemos en esa proyección, o si se trata de una confusa y superficial interpretación visual, como las verdades que se cuentan a medias.

Para descubrir la imagen real que nos caracteriza o diferencia del resto, hay que mirarse más por dentro y menos por fuera. Debemos minimizar la observación de nuestra fisionomía y viajar más a menudo hacia el interior del organismo, directos al hipotálamo, para sacar a relucir los dramas existenciales, las virtudes, limitaciones, carencias, complejos y turbaciones que nos pesan como arena en los bolsillos. Tenemos gran facilidad para descubrir defectos ajenos, pero renunciamos a la autocrítica. Solemos memorizar nuestro documento nacional de identidad, o nombres de uso habitual, números telefónicos, fechas simbólicas o contraseñas, pero olvidamos analizar nuestros comportamientos erróneos con propósitos de enmienda. Damos importancia excesiva al qué dirán, cuando la pregunta es: ¿Me conozco a mí mismo?

En muchas ocasiones, precisamos la ayuda de un intérprete (psiquiatra, psicólogo o simplemente un buen amigo racional), para que traduzca el idioma confuso que discurre en nuestra mente. Porque el mejor diván no lo encontraremos, obligatoriamente, en una consulta de psiquiatría o en tiendas de muebles. Ese cómodo y mullido utensilio existe en nuestro propio cerebro. Pero hay que saber usarlo. Es sólo cuestión de ponerte cómodo y hacerte las preguntas adecuadas…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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