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Dice el diccionario ideológico de la lengua española Casares, que predilección es “el cariño especial y preferencia con el que se distingue a una persona o cosa”. Y que predilecto es “preferido por afecto especial/ que goza de alguna preferencia”. Pues bien, la palabra es plenamente aplicable en sus dos modos y en sus dos acepciones, respectivamente a la persona de Faustino Rodríguez y a su obra cultural y turística jerezana: el restaurante-bar Juanito de la Pescadería Vieja; una referencia de todas las guías de viajes que se precien y de las Academias de Gastronomía y del Vino.
Faustino es un hombre cariñoso con todos sus amigos y conocidos y con todos sus clientes sean españoles o extranjeros, que giran visita obligada a su casa en nuestra ciudad. Y después de conocer a Faustino esa simpatía - y por tanto predilección - resulta recíproca. ¿Quién no ha vuelto a ‘Juanito’ en Pescadería Vieja, por pura predilección para mostrar el lugar y hacer de cicerone a otros o por puro placer gastronómico? Allí se hace cultura jerezana. Los locales mantienen sus catavinos empuñados – defendiendo el fruto y jugo de su tierra- y los foráneos aprenden cómo y cuándo beber el jerez que allí se prodiga, por delante de toda otra bebida insípida. Y el turismo tiene su rincón más andaluz y castizo del casco histórico.
Aquel Juanito, hostelero de la plaza de la Yedra, quien - a la una en punto - cada mediodía volcaba una cucharada de manteca blanca en la sartén caliente y un gran chorreón de oloroso viejo para atraer con el aroma del mejor vino a los parroquianos y numerosos comerciantes de los alrededores, sabía que el haber colocado a su primogénito en el Casino – prescindiendo de su valiosa ayuda- serviría para que las costumbres y gustos selectos de los socios, fueren una excelente preparación para su negocio en el futuro. Y no se equivocó, pues Faustino no solo captó la mejor información de su alrededor, sino que empezó a excavar una cantera de amigos, que los más jóvenes le duran hasta ahora y los mayores trasladaron su predilección por la persona y su obra, a sus hijos y nietos.
Mas, para mi hay una tercera pata de este turístico velador – donde tomar las mejores copas y alcauciles - una tercera columna en el templete amable que forma la Casa del Bar Juanito. Se llama Carmen, dilecta de Faustino, a la que ni el éxito empresarial le ha despojado de la bata blanca de ‘Chef-coordinadora’; porque las alcachofas ricas-ricas, son las que ella dirige. Y cada guiso que pasaba por su mano – cuando las cazuelas estaban a vista- es el predilecto de tantos y tantos clientes. Una esposa y madre, que ha sabido templar los fogones y personalidad de toda la familia, para que sigan en consecución de su excelencia como personas y profesionales, desde hace más de treinta y dos años, durante los que casi todo Jerez y media España, han pasado y comido en ‘Juanito’.
Y, sepa esa comisión de jerezanos - que recién se ha constituido- con la iniciativa de solicitar al Consistorio el nombramiento de don Faustino Rodríguez como Hijo Predilecto de Jerez, sepa, que cuenta - desde ya y públicamente- con el apoyo y la firma más sincera de quien esto ha escrito.
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