La esquina
José Aguilar
Una querella por la sanidad
Crónica personal
Ha salido bien la cosa a Feijóo en Valencia. La Intermunicipal ha transmitido una imagen de unidad que era indispensable para que el PP se asiente como un partido de gobierno, aunque Pablo Casado no acudió porque al parecer lo fue invitado. La excusa, poco convincente, fue que se invitó a quienes tenían experiencia de gestión y Casado no ha gestionado nada, más allá del propio PP. Tampoco se invitó a Mancha, en común con Casado que los dos fueron defenestrados por sus propios compañeros. Por algo sería.
Lo importante fue el acercamiento entre Aznar y Rajoy, y lo que dijeron. Apuestan abiertamente por el PP de Feijóo y su disposición a arrimar el hombro es sincera. El actual presidente del partido tiene posibilidades serias de hacerse con La Moncloa, sobre todo si mantiene una postura similar a la del debate del Senado el martes: serenidad, no entrar al trapo de las provocaciones de Sánchez y decir muy claro que este país, con el actual Gobierno, va mal y puede ir a peor si no se produce el cambio que él representa.
La inflación nos tiene crujidos, los jóvenes vuelven al domicilio familiar por que no encuentran trabajo y aspirar a techo propio es sueño inalcanzable, una pésima ley está poniendo en la calle a violadores y abusadores sexuales, y encima al presidente le ponen en ridículo dentro y fuera de España.
En su entorno se centran en salvar la cara por el ministro Albares, cuyo equipo se dedica a buscar culpables del fiasco, apuntando sobre todo al CNI, que no se enteró de que Mohamed VI no pensaba dejar su refugio de Gabón para entrevistarse con el presidente español.
Encima Irene Montero lleva una semana toreando a Sánchez. Lo último es que la ministra acepta cambiar algo la ley del sólo sí es sí. Servirá de poco. Seguirá el goteo de violadores que salgan a la calle los próximos meses. Meses electorales.
Esta semana anunciará Ramón Tamames su decisión sobre la moción de censura de Vox. De sus declaraciones se deduce que va a decir que sí, con lo que se confirmará el esperpento. Tamames, a sus 90 años, tiene una cabeza lúcida, y nadie puede dudar de su trayectoria; pero a los votantes de Vox les quedará la sensación amarga de que en su partido no hay nadie con agallas y prestigio para presentar su candidatura. Y que, al pescar fuera de sus aguas, sólo encuentran a un prestigioso ex comunista y ex suarista retirado hace décadas. Abascal no tiene motivos para presumir.
También te puede interesar
La esquina
José Aguilar
Una querella por la sanidad
Cuarto de muestras
Carmen Oteo
Otra vez
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nada más distinto que dos hermanos
El microscopio
La Moncloíta, ¿y ahora qué?