Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Entre paréntesis
Mucho antes de que el prófugo Puigdemont y el supremacista Torra lanzasen su desafío al Estado, la palabra independencia sonaba en Jerez por motivos bien distintos. En uno de los términos municipales más extensos e inabarcables de España como es el de Jerez, con tantos asentamientos en las zonas rurales, no ha sido nunca raro después de la llegada de la democracia que haya entidades de ámbito territorial inferior al municipio -lo que se conoce como una EATIM- que hayan querido soltar amarras de alguna forma y caminar por su cuenta. En 1995 lo consiguió San José del Valle después de un largo proceso en el que la política, como sigue sucediendo, tuvo mucho que ver. La segregación de este municipio se produjo en medio de una batalla intensa entre el gobierno local entonces en manos de Pedro Pacheco y el PSOE, cuyo portavoz municipal, Juan García Gutiérrez, llegaría a ser alcalde vallense entre 2003 y 2007.
El del Valle es el único caso hasta hoy. Aquellos aires de independencia llegaron primero a La Barca de la Florida y después a Torrecera, pero ya sin 'fuelle' suficiente. Y luego llegó el ministro Montoro y lo puso aún más difícil, endureciendo las condiciones para aprobar una segregación. La crisis aconsejaba ahorrar en el gasto público y crear nuevas entidades locales no suele ser una forma de conseguirlo. Es más, lo normal es que suceda lo contrario.
Pero ahora, sin Montoro y sin PP aunque con las condiciones vigentes dentro de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, llega la independencia a una serie de municipios como San Martín del Tesorillo en la provincia de Cádiz y la llama 'indepe' vuelve a encenderse en los antes mencionados territorios rurales jerezanos. Una parte muy importante para que esto suceda, como antaño, es que las pedanías -ahora se les dice ELA- que aspiran a ser municipios independientes no tengan un alcalde o delegado del mismo color que el alcalde -alcaldesa en este caso- del municipio matriz. Rara vez se ven discrepancias en este asunto cuando coincide el color político, pues los órganos de disciplina de los partidos al final acaban imponiendo su ley. En La Barca, Roque Valenzuela, en tiempos de Pilar Sánchez, protagonizó (con referéndum incluido) un sonado enfrentamiento con la ex alcaldesa y con su partido por esta cuestión y acabó fuera. La Junta rechazó en 2002 el primer expediente presentado por La Barca, que ahora volverá a la carga porque entiende que cumple los mismos requisitos que otras pedanías que han entrado en la última hornada de nuevos municipios. Está claro que el color político está muy presente en la mayoría de decisiones y también que estas ansias de independencia pedánea ('indepedania') esconde en ocasiones un maltrato o dejación desde el municipio matriz hacia la entidad periférica. Pero es cierto que hay veces que responde a una estrategia para desgastar políticamente a los gobiernos locales centrales. Mientras tanto, en uno u otro caso, suele ser el ciudadano el que acaba pagando estos pulsos.
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