Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
Cupressus
En estos días hemos podido analizar los datos que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha realizado sobre el panorama educativo de España. Con cifras buenas, como la valoración de los jóvenes universitarios o la escolarización de cero a tres años. Sin embargo, otras nos colocan a la cola como son los titulados de Bachiller y de FP, tenemos una proporción pésima de la juventud que finaliza la Secundaria Obligatoria.
A los jóvenes se les trata mal en muchas facetas, sobre todo profesionalmente. La OCDE es clara, tenemos la mitad de nuestros jóvenes con carreras, pero muchos de nuestros universitarios están mal pagados e incluso explotados como falsos becarios, por no hablar de los que teniendo carreras se sienten dichosos por trabajar como reponedores en grandes superficies. Parece como si ellos fueran los únicos culpables del abandono escolar. Cada día son más los chavales que me encuentro en Nakera que están deseando cumplir los 16 años para abandonar el centro educativo y convertirse en ninis. Ninis, que ni van a finalizar la educación obligatoria ni se incorporan al mundo laboral.
Es fácil señalar que "no saben ni hacer la O con un canuto", pero ¿qué alternativas creamos? La juventud no es el paraíso ni el infierno, es un tiempo de crecimiento, de formación, de educación. Pero la juventud se ha convertido en un nicho electoral, en tema de confrontación ideológica, de lucha partidista. Recientemente Esquerra Republicana ha llevado al Congreso la propuesta de rebajar la edad mínima para votar de los 18 años a los 16. Curiosamente se opuso el PSOE que cuando gobernaba la derecha votó a favor.
El artículo 12 de la Constitución Española indica: "Los españoles son mayores de edad a los 18 años". Pero a su vez nuestras leyes han ido creando sus derechos: derecho al trabajo, al matrimonio, a emanciparse, a tener relaciones sexuales, a utilizar armas de caza, entre otros. La mayoría de edad sanitaria es a partir de los 16 años tal como indica la ley de autonomía del paciente. La nueva ley del aborto plantea el aborto desde los 16 años sin consentimiento paterno. Lo mismo ocurre con la futura ley trans donde será posible el cambio de sexo en el Registro sin necesidad de informe ni tratamiento y sin el permiso de los progenitores.
No valoro estos supuestos, solo me quedo con el educativo. En España la educación obligatoria finaliza a los 16 años, los jóvenes más conflictivos, con más problemas educacionales y sociales, y que a la vez son los que más necesitan de la formación, son invitados al abandono del sistema educativo por acción directa o por aburrimiento metodológico. A ellos los hemos metido en el limbo.
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