Jerez, curso 1977-1978: Junta de Gobierno de la Hermandad del Carmen

Junta de Gobierno de la Hermandad de Caballeros del Carmen a finales de la década de los 70.
Junta de Gobierno de la Hermandad de Caballeros del Carmen a finales de la década de los 70.

24 de abril 2024 - 02:02

También a la herencia del tiempo debemos bendecirla como así hizo Santa Clara sobre el pan con la señal de la Cruz. Siempre con ce mayúscula. La herencia del tiempo asimismo se escribe a partir de la significación nominal de quienes nos antecedieron en la honra a Cristo. Y en la devoción a María Santísima. ¡Todo con Ella!, nos recuerda a cada paso nuestro querido don José Rico Pavés. Es harto edificante la alusión que el obispo de la diócesis Asidonia-Jerez proyecta sobre san Bernardo y los cuatro sermones “de redacción temprana” compuestos en alabanza de la Virgen Madre. Me refiero, por descontado, a la carta pastoral “Mira la Estrella, invoca a María”. Un texto preciso y precioso cuya enseñanza enseguida nos impulsa a la tarea evangelizadora que a todos concierne. Recomiendo fervientemente su relectura. Tomaremos además conciencia al respecto de la comunión, participación y misión de una Iglesia sinodal. Insisto en el concepto herencia del tiempo y, por ende, en sus protagonistas -en sus hacedores- sin embargo ahítos de discreción. La grandeza de quienes jamás se revistieron de semidioses. Los humildes de corazón. De obra y condición. Son los prohombres de un ejemplarizante fervor mariano. Aquellos que supieron transmitir a sucesivas generaciones -sin mácula- el amor por María de un modo connatural -no irresuelto- según el ejemplo de la mujer sencilla que concibió en su seno y dio a luz un hijo a quien puso por nombre Jesús.

Ya nos exhortaba san Juan Pablo II, en su carta encíclica Redemptoris Mater que “el Concilio Vaticano II, presentando a María en el misterio de Cristo, encuentra también, de este modo, el camino para profundizar en el conocimiento del misterio de la Iglesia. En efecto, María, como Madre de Cristo, está unida de modo particular a la Iglesia, «que el Señor constituyó como su Cuerpo». El texto conciliar acerca significativamente esta verdad sobre la Iglesia como cuerpo de Cristo (según la enseñanza de las Cartas paulinas) a la verdad de que el Hijo de Dios «por obra del Espíritu Santo nació de María Virgen». La realidad de la Encarnación encuentra casi su prolongación en el misterio de la Iglesia-cuerpo de Cristo. Y no puede pensarse en la realidad misma de la Encarnación sin hacer referencia a María, Madre del Verbo encarnado”. María oyente. María orante. María oferente. Bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina. María, modelo de vida mística en el Carmelo. Estas reflexiones, que no fluctuaciones, vienen a colación al hilo de la fotografía que hoy ilustra esta columna no pretendidamente salomónica. Es afirmación de Perogrullo constatar cuánto ama Jerez a la Virgen del Carmen. A la referencia de la respuesta ciudadana -que es traslación fidedigna de la devoción popular- evidenciada de nuevo con motivo de los traslados de la reciente Santa Misión nos remitimos.

Hoy rescatamos, sí, de la herencia del tiempo no sólo el documento fotográfico en cuestión sino la memoria de la práctica totalidad de quienes en el mismo campean en protocolaria pose. Sobrevive a la instantánea el veterano periodista Manolo Doña. Tan visual testimonio data de finales de los años 70. Corría el curso 1977-1978. He ahí la Junta de Gobierno de la Hermandad de Caballeros del Carmen. Motiva el instante precisamente el aniversario de la Coronación Canónica. Entonces igualmente se convocaron actos conmemorativos. En aquella ocasión se celebraba -mes de abril- la función principal. De izquierda a derecha: Ángel Espejo Posadas, recordado hermano mayor de la Hermandad del Prendimiento y padre de estimados amigos como la restauradora Cristina, el periodista Ángel o -tan mariano y entrañable- el buen cofrade Pablo; Manuel González de la Peña, el director espiritual de la corporación reverendo padre Conde, el jamás olvidado Diego Romero Fabieri -categoría de persona en grado superlativo, pregonero gráfico de la Semana Santa y eximio hermano mayor de las Tres Caídas-; Manolo Caballero y el referido comunicador Manuel Doña Jiménez, quien actualmente goza de una férrea salud de hierro y quien tanto a su vez, gratis et amore, ha hecho por la ciudad. Pongamos que hablamos, por ejemplo, de la fiesta de los Reyes Magos. De la deuda de Jerez con Manolo Doña hablaremos en otra ocasión (tratándose, como de hecho se trata, de una asignatura pendiente o ojos vistas). En la fotografía en blanco y negro que ahora mostramos puede reconocerse, en segunda fila, a Manuel Rodríguez Hurtado.

Jerez y la Virgen del Carmen forman una sola esencia. La devoción no decae. La transmisión, como los fundamentos de la sangre, bombean en aumentativo. De esto sabe tela marinera el preclaro cofrade jerezano Fernando Barrera Cuñado, gran carmelita y hermano mayor que fue de la Hermandad de la Defensión y padre del actual máximo dirigente de la cofradía de Capuchinos. O Juan Cervilla, otro sobresaliente artífice de incontables logros no sólo cofradieros que la juventud del tiktok desconoce. La Reina del Carmelo nos obsequió con modélicos devotos cuya estela, in memoriam, no podemos obviar. Así Santiago Lledó Patiño, que fuese durante 25 años hermano mayor de la Hermandad. O Carlos Otero. O Rodri Daza. Sí, la herencia del tiempo con nombres propios…

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