Manuel Ríos Ruiz

José Hierro: versos y dibujos

CATAVINO DE PAPEL

06 de julio 2012 - 01:00

CONSEVAMOS, enmarcado y colgado en la pared, un dibujo dedicado de José Hierro, fechado el seis de diciembre de mil novecientos noventa. Está realizadp con bolígrafo rojo y vino tinto, representa un florero y una copa. Lo realizó durante una sobremesa, en Madrid, después de una lectura poética colectiva en el salón de actos del antaño Instituto de Cultura Hispánica. José Hierro murió dos años después y ahora para conmemorar el décimo aniversario de su defunción, y noventa de su nacimiento, en la Editorial Nórdica se publica "Hierro Ilustrado", selección hecha por Tacha Romero y Julita Valero, prologándolo Francisca Aguirre y Luis Alberto de Cuenca.

El libro es un de gran atractivo en todos sus aspectos, porque junto a los poemas escogidos, se insertan sesenta y dos dibujos, acuarelas y pinturas de muy diferentes técnicas y estilos, todo configurado por su originalidad, abundando sus peculiares autorretratos, escenas marinas, paisajes variados, figuras de toreros, un Quijote sumamente peculiar, retratos de poetas amigos… Y la muestra poética se compone de cincuenta y nueve títulos, que permiten que todos sus libros estén presentes en la antología "Hierro Ilustrado", menos "Estatuas yacente", que lo forma un poema único. Es una antología que pone de manifiesto la evolución de la poesía de José Hierro, desde "Tierra sin nosotros y "Alegría", Premio Adonaís, que apareció en 1947, hasta "Cuaderno de Nueva York", que data de 1998, pasando por "Quinta del 42", "Cuanto sé de mí", "Libro de las alucinaciones" y "Agenda".

Víctor García de la Concha es uno de los más penetrantes estudiosos de la poesía de José Hierro, como su comprueba en el volumen "La Poesía Española de Posquerra" (Editorial Prensa Española (1973), donde en el capítulo "El realismo existencial de José Hierro", leemos acerca de las características líricas del poeta madrileño: "En el curso rítmico sintético y en el métrico se advierte, a mi juicio, un paralelo proceso de intensificación dramática. De un tipo de construcción objetiva, fluida, con preferencia por los metros octosilábicos y eneasilábicos, se pasa a un modo de expresión más complejo, traducido en versos libres, con frecuentes rupturas del ritmo lógico y un uso efectista del encabalgamiento".

Y en el soneto inicial de "Alegría", José Hierro confiesa: "Llegué por el dolor a la alegría./ Supe por el dolor que el alma existe./ Por el dolor, allá en mi reino triste/ un misterioso sol amanecía". Versos que bastan y sobra para identificar a un grandioso poeta. Hoy, a los diez años de su muerte, sigue más vivo que nunca. La reciente publicación de "Hierro ilustrado", viene a confirmarlo. Nos unimos a tan original y oportuno homenaje, recordando nuestra amistad con el insigne poeta, nuestra convivencia en los estudios radiofónicos, allá en los años setenta, y, por descontado, releyéndole una vez más.

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