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LOS resultados de las elecciones del pasado domingo dibujan un escenario bien diferente al del mes de diciembre. Aunque los ciudadanos han vuelto a dejar claro que no quieren mayorías absolutas y que los partidos deben hablar, el PP ha salido reforzado y sus principales rivales han quedado debilitados. La lectura de esos resultados a nivel local también apunta en esa dirección y puede ser un punto de partida para conocer cómo parte cada uno hacia la carrera de las elecciones municipales de 2016. El PP ha vuelto a ganar en votos en la ciudad y lo ha hecho con uno de sus mejores resultados en unas generales. Por contra, el PSOE, siete mil votos por detrás, ha obtenido uno de los más exiguos respaldos electorales que se recuerdan. ¿Habrá contribuido a ello de alguna forma el desgaste en la gestión municipal? Porque parece claro que el hecho de estar en el gobierno local no ha servido para tirar del voto socialista en Jerez en estas generales.
No ha sido el primer año de Mamen Sánchez un periodo fácil, no lo está siendo, gobernando en minoría y con numerosos frentes abiertos. Entre ellos, el conflicto con una parte de la plantilla municipal y sus representantes. Ha decidido Mamen Sánchez meterse en ese jardín, territorio siempre de incierta salida como han sufrido en sus carnes gobiernos anteriores. El pulso de la CGT (sindicato mayoritario en el Ayuntamiento) al equipo socialista ha pasado de la calle a los tribunales, con denuncias cruzadas y acusaciones de absentismo que se remontan a tiempos atrás. La experiencia dicta que quienes alguna vez se han enfrentado al colectivo laboral más numeroso de la ciudad lo han acabado pagando en las urnas. Le pasó a Pacheco, a Pilar Sánchez y a Pelayo. Ahora lo intenta Mamen Sánchez y en un momento económico desesperado. O precisamente es por eso que lo hace, porque no le queda otra.
Quienes la sostienen en el sillón siguen viendo los toros desde la barrera. La confluencia de Podemos e IU tampoco ha funcionado como se esperaba en Jerez. La noche electoral del pasado domingo fue radicalmente distinta a la de diciembre. De la fiesta de entonces a la 'espantá' de algunos de sus dirigentes, que se enzarzaron en reproches esa misma noche en las redes sociales, el territorio en el que está demostrado es donde mejor se mueven pero que, como han reflejado las urnas, no tiene nada que ver con lo que piensan los ciudadanos y lo que pasa en la calle, una calle que no es propiedad de nadie. No parece que después del 26-J el PSOE tenga las mismas ganas de pactar con IU y Ganemos que hasta ahora.
El mapa político, en cualquier caso, puede cambiar mucho de aquí a 2019. La de cosas que pueden ocurrir hasta entonces... Esperemos que todas sean buenas para el interés general. Para ello, es necesario por lo menos que se abra un período de cierta estabilidad y se acabe con esta sensación de estar continuamente en campaña en todas partes, con procesos electorales tan seguidos que acaban frenando proyectos y ralentizando la necesaria recuperación económica. Todo lo contrario que desean quienes 'pescan' sus votos en los mares del descontento y las situaciones desesperadas.
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