Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
"NOS daban por muertos..." cantan los miles de xerecistas que acuden a ver a su equipo de siempre en las gradas de Chapín. Ni el mejor de los optimistas, hace cuatro o cinco años, se podía imaginar que esto pudiera volver a suceder. Primero porque desde el ayuntamiento se le había desterrado de Chapín, el estadio que con más de veinte mil aficionados tan solo unos años antes había celebrado un ascenso a Primera División o había visto jugar contra el Xerez a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi.
Atrás quedaron episodios muy tristes como cuando le reventaron el partido de Copa del Rey ante el Lleida, tras el lanzamiento de botellas desde fuera de las instalaciones de La Granja, campo en el purgaba los errores de sus últimos presidentes. Era el tiempo en el que mucha gente, políticos incluidos, que tienen nombre y apellidos y que en Jerez todos conocen, esperaban ansiosos la desaparición del Xerez CD. La entidad xerecista había pasado de ser uno de los emblemas de la ciudad a un club apestado para la gran mayoría.
Han pasado los años y el trabajo abnegado de unos pocos, tanto en los despachos como en el campo de juego, han llevado al Xerez a vivir el comienzo de una nueva realidad. Una situación todavía muy frágil tanto en lo deportivo, milita en una categoría muy pobre, como en lo institucional y organizativo, quedan muchos pasos por dar para revertir la situación económica del club. Pero con la próxima inscripción de presidente y consejeros de manera legal se empiezan a atisbar síntomas de dicha recuperación.
Paso a paso, no hay otra. Partido a partido, no hay otra. Así es la vida. La tendencia de estas dos últimas temporadas en cuanto asistencia de aficionados da mayor relevancia a este proceso. Los tres o cuatro mil espectadores de media que acuden a Chapín para ver el Xerez en actualidad es la prueba evidente de que el sentimiento xerecista está más vivo que nunca. Poco a poco, cada cual tiene su tiempo, muchos aficionados se van dando cuenta de que el club sigue vivo, todavía frágil, pero vivo y más jerezano que nunca.
Solo faltaría el broche del ascenso a Segunda RFEF. El equipo que dirige Checa está compitiendo para ello, aunque queda mucho por sufrir de aquí a final de temporada y ascender será muy complicado. ¡Ojalá! La afición xerecista se lleve una alegría, que después de tanto sufrimiento ya toca. Pero, insisto, el ascenso no es nada fácil.
El regreso al fútbol de élite es a fecha de hoy una auténtica quimera. Pero después de habernos revolcado tantos años en el barro, pisoteados por propios y extraños, después de que nos daban y nos querían muertos, al menos nos hemos ganado el derecho a soñar con un futuro mejor, que para eso el sentimiento xerecista sigue vivo.
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